“Oh, mirar al futuro es más
hermoso que soñar con nostalgia en el pasado. También se sueña al adentrarse
mentalmente en el futuro. ¿No hay algo maravilloso en todo esto? ¿No sería
acaso más inteligente por parte de la gente sensible dedicar su entusiasmo y
sus intuiciones a los días que vendrán más que a los ya pasados? Los tiempos
venideros son para nosotros como niños, que necesitan de nuestra atención más
que las tumbas de los fallecidos, que quizá adornamos con un cariño algo
exagerado: ¡los tiempos pasados! El pintor hará bien en diseñar ahora vestidos
para hombres lejanos que sabrán llevarlos con decoro y libertad; el poeta sueña
con virtudes para gente fuerte, no corroída por nostalgias de ningún tipo; el arquitecto
inventa, como mejor puede, formas que den impulsos cada vez más fascinantes a
la piedra y a la construcción: se encamina al bosque y observa con qué altura y
nobleza se alzan los pinos desde el suelo para tomarlos como modelo en futuras
construcciones, y el hombre en general, presintiendo el futuro, echa por la
borda muchas cosas vulgares, innobles e inservibles, y cuando su esposa le tiende
la boca para recibir un beso, él le susurra al oído lo que piensa, tal y como
sabe hacerlo, y la mujer sonríe.”
Felicidades en cada
cumpleaños, porque los sueños del futuro están más cerca.
Créditos:
Extracto de la obra de
Robert Walser, Los hermanos Tanner, según traducción de Juan José del Solar
(Siruela, 2000), tomado de la primera edición de marzo de 2012 en DeBols!llo
(pp. 255-256).
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