En 1963 se produjo la película
55 días en Pekín, la cual se rodó en los estudios que Samuel Bronston había
construido en 1959 en Las Rozas, cerca de Madrid. La tradicional tontería
española atribuyó (y sigue haciéndolo) a este hecho el que al principio de la
película se viera la bandera de España (con el escudo de 1900, claro) mientras
sonaba La Marcha Real.
Y es que no se trataba de
un detalle de cortesía, sino de una realidad histórica.
En 1900 ya hacía tiempo
que España tenía representación diplomática ante la Corte Imperial en Pekín. Y
ahí estaba cuando el levantamiento de los bóxers llegó a Pekín.
“On 16 or
17 June 1900, the Emperor and the Empress Dowager held a mass audience for high
officials to hear their opinions of whether the strategy towards the Boxers
should be to pacify them or to suppress them.”
El caso es que,
finalmente, el día 20 fue asaltada la embajada de Alemania, la cual, debido a
haberse construido más recientemente, se encontraba alejada de la zona ‘controlada’
vecina al Palacio Imperial. Ese día, pues, fue el primero de los 55 que se
narran en la película.
La delegación española no
estaba dentro del recinto amurallado donde se situaba la mayoría de las
embajadas, aunque sí cercano al mismo, por lo que cuando comenzaron los
primeros incidentes, el día 13, los miembros de la delegación se pusieron a
salvo en él.
La bandera española de la
película no se debe sólo a esta presencia, sino que reconoce el hecho de que el
embajador español fuera el decano de la representación extranjera ante la Corte
Imperial; se llamaba Bernardo Cólogan y Cólogan.
Y aunque no hubiera participación
militar española en la resolución del asedio, estuvo quien estuvo. Lo triste es
que, como siempre, tengamos que enterarnos por gente de fuera. Y encima, ni nos
lo creamos.
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