Como es más o menos sabido, la última legislatura en que Felipe González fue Presidente de Gobierno
estuvo marcada por una continua sucesión de escándalos, especialmente, en lo
que respecta a tramas de corrupción incrustadas en la misma organización del
Estado.
Los escándalos tenían
trascendencia pública gracias a la labor de varios medios de comunicación, y a
pesar de otros medios. La repercusión política de los escándalos era una simple
cuestión derivada de lo publicado. Es decir, como indicó entonces el Maestro Mingote,
eran los periódicos los que marcaban la actualidad política.
El caso es que, de un
tiempo a esta parte, me está dando la impresión de que ese marcar la actualidad
política mediante la denuncia de casos dignos de escándalo público, se está
quedando pequeño para algunos medios de comunicación, quienes parecen querer
marcar, también, la actuación concreta política en España, y ay de quien no se
acomode a esos deseos.
Vamos, que no se resignan
con ser el cuarto poder, sino que quieren ser el primero, el segundo y el
tercero, los tres poderes todos juntos y a la vez.
Y en mi opinión, la
libertad de expresión o de prensa, no es, precisamente, para eso. Por mucha
expresión de libertad que ello suponga.
Créditos:
Viñeta de Antonio Mingote
publicada en ABC en el año 1994, tomada del libro ABC. Libro del año 1994.
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