Hace diez días se
cumplieron cinco años del décimo aniversario de un importante acontecimiento en
el mundo del ajedrez: «El día que la máquina ganó a su dios».
De esta forma tan
vehemente, ABC tituló la crónica con la que se recordaba los diez años del día
en que “un superordenador de tonelada y media de peso, capaz de calcular hasta
200 millones de posiciones por segundo con ayuda de 256 procesadores”, fabricado
por IBM y conocido como Deep Blue, finalizaba un curioso enfrentamiento con
Garry Kasparov, conocido como El Ogro de Bakú.
El enfrentamiento tenía
lugar en Nueva York, y el resultado era de una primera partida para Kasparov,
una segunda para Deep Blue, y tres más en tablas. La novedad no fue, por tanto,
el resultado, sino lo que parecía haber tras él.
Según dice Federico Marín Bellón en la antedicha crónica de ABC, ante la discutida apertura de Kasparov, “alguno quiso ver una maniobra de distracción del ruso, un ardid seguido de una fabulosa actuación para la galería, en la creencia de que la máquina, desprovista de intuición y con preferencia por comer piezas en lugar de pensar en bienes más espirituales, no sabría manejar una posición superior pero con desventaja material.”
En cambio, en esa partida
del 11 de mayo de 1997 que concluyó con la victoria de Deep Blue (nada
novedosa), y con su triunfo en el enfrentamiento (cosa sí digna de reseñar), “lo
cierto es que Deep Blue sacrificó un caballo a cambio de ataque”, acción por la
que, lógicamente, “Kasparov acusó al ordenador de recibir ayuda humana”.
El sacrificio es una
característica humana, pero también lo es la obsesión, y si bien Kasparov “exigió
una revancha que nunca interesó a IBM”, no parece que haya vivido desde entonces aplastado por ello, lo que le ha salvado de ser un personaje literario.
Créditos:
Fotografía y textos
tomados del artículo de ABC reseñado, del día 11 de mayo de 2007, de la
hemeroteca del autor.
Imagen del desarrollo completo
de la partida, con diagrama de la posición existente tras la séptima jugada,
tomada de El País, también del día 11 de mayo de 2007, de la hemeroteca del
autor.
Interesante anotación y, por supuesto, gracias por el enlace. A ver si me pongo a ello y hago el análisis, el mardito análisis ;-)
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