sábado, 30 de julio de 2011

Y ahora, ¿dónde los pongo?: ¡Terminó (prácticamente) julio!

Tras el inicio del mes, conseguí alguna ‘cosilla’ más, primero en donde siempre,



Y luego, donde el resto.



Bueno, y algunas curiosidades más, sobre las que ya informaré.

Créditos:
Portadas de los libros en cuestión.

viernes, 29 de julio de 2011

Segunda oleada de mi EGM

Una de las ventajas de las modernas tecnologías es proteger los equipos con códigos y contraseñas, para evitar su utilización por quien no es su propietario. Así, los teléfonos móviles (o celulares, por mejor nombre), o los receptores de radio de los coches.

Precisamente los vehículos constituyen uno de los lugares donde más se oye la radio, y a principios de mes publiqué el resultado de mi EGM particular sobre la muestra de los taxis cuyo uso había requerido. Ahora, en vísperas del mes ‘oficial’ de vacaciones, completo el resultado de entonces con la experiencia de estas semanas, aunque no sé si la muestra será significativa o no, ya que han sido numerosos los casos en los que el taxista circulaba con la radio apagada.

Sobre los resultados cabe señalar dos cosas:
El taxista que llevaba sintonizada la SER, tras finalizar el boletín de noticias, empezó a cambiar de emisora, decidiéndose finalmente por la canción que en ese momento sonaba en la 97.7.

En Onda Cero estaban entrevistando a Santiago Navajas con motivo de su reciente libro sobre filosofía y series de televisión. A pesar de escribir también diversos artículos en Libertad Digital (por ejemplo, el de hoy), creo que no puede considerarse como un voto a la emisora de este grupo.

Como se puede ver, casi la mitad de la muestra llevaba la radio apagada. Si esto es porque Federico está de vacaciones, puede tener varias lecturas (que de momento, me ahorro).

Lo que sí es cierto es que hay una buena noticia: no he oído en ningún momento ((esRadio; quiero decir, no he tenido que ir al taller del coche.

La mala noticia es que tampoco la he podido oír en mi coche: al cambiar la batería, se queda desconectada la radio, y aún no he encontrado el numerito famoso que también costó de encontrar hace unos años ante la misma necesidad y causa.

Créditos:
Tabla de resultados de la ‘segunda oleada’ de mi EGM particular.

¿Quién conduce?

Varios días de este final de julio he podido observar cómo, a primera hora, era muy elevada la afluencia de vehículos a una estación de ITV situada en el casco urbano de Valencia. La cola, lógicamente, se empezaba a formar con la estación aún cerrada, y la afluencia, en esas ocasiones, era tal que la cola giraba la esquina de la manzana, que es lo que muestra la foto que acompaña estas líneas. Resulta digno de encomio el interés de estos conductores por hacer oficial el buen estado de sus vehículos para la conducción y el tráfico.

El tema de la conducción siempre es importante, y más en estos días de operaciones salida/retorno/mediopensionistas. El problema que presenta es que conlleva implicaciones económicas (y no me refiero al sector industrial/comercial/de servicios) de difícil entendimiento.

Por ejemplo, hace un par de meses, pudimos conocer los criterios de incentivo salarial para la Guardia Civil de Tráfico: de acuerdo con ellos, resulta más a cuenta del agente multar por exceso de velocidad que prevenir un accidente. En cierto modo, es lógico, ya que esta última actuación, en términos utilitaristas inmediatos, es más gravosa ya que implica una mayor dedicación de tiempo, sin certeza absoluta de que haya un retorno económico tangible por ello, mientras que la multa por exceso de velocidad supone un ingreso claro para la Administración.

Aunque no todas las multas supongan ingresos claros. Por ejemplo, hace unos días se conoció que la Dirección General de Tráfico había sido condenada al haber multado a un vehículo por circular sin las luces reglamentarias… en un día y lugar en que se demostró que lucía un esplendoroso sol.

El aspecto de llevar o no llevar, tener o no tener luces, en estas cuestiones del tráfico ha sido muy de actualidad este año, especialmente a raíz de la modificación/desmodificación del límite de velocidad.

Lo curioso de este caso ya no es, por ejemplo, los titulares de portada de ABC cuando se rebajó (“El Gobierno frena a España”), o cuando volvió a elevarse (“Rubalcaba lanza su campaña a 120”). Lo curioso es que en esta última foto estaba la solución al enigma de la temporada.

Porque vamos a ver: ¿qué y quién molesta más al tal Rubalcaba?

Pues por un lado, por la izquierda (más bien extrema izquierda, visto el programa), el jefe, el único, el primero, el ‘uno’. Y por otro lado, por la derecha (extrema también, que dicen los otros), más bien ella misma, ya que a Rajoy lo ningunean, no lo consideran, es un ‘cero’.

Así pues, siendo el objetivo de Rubalcaba quitar al ‘uno’ por la izquierda, y despreciar al ‘cero’ por la derecha, en la foto de ABC resulta… 20 / 11.

Nota: Por cierto, los coches del final de la cola de la ITV… están circulando contradirección.

Es decir, ¿quién conduce España?

Pues Freddy, naturalmente.

Créditos:
Fotografía de la cola para la revisión en una ITV, en julio de 2011, del autor.
Imagen de la portada de ABC del 25 de junio de 2011, con dos ‘detalles’ del autor.

Un jerez en el delta… del Mekong

El 30 de junio de 1967 mes trasladé en avión de Seattle a Tokio, rumbo a mi misión en Vietnam. (…) Luego me trasladé a Seúl. (…) Luego me trasladé por vía aérea a Hong Kong. (…) Dándome cuenta de que la mejor manera de ir a Saigón consistía en utilizar los servicios regulares de la aviación comercial, salí de Hong Kong a bordo de un avión de Air France hacia el mediodía del 6 de julio. El vuelo era directo a Saigón. Alguien me dijo que el aeropuerto que Air France tenía con carácter alternativo era el de Hanoi. Contesté que me parecía muy bien. Llevaba un revólver y lo utilizaría para impedir que el avión fuera a parar a Hanoi. Viajaba con ropas civiles, y en aquellos tiempos aún no se registraba a los pasajeros antes de subir al avión.” (pp. 222-223)

Durante el verano de 1967, Vernon Walters, ya entonces general, estuvo unos meses destinado en Vietnam. En su libro de memorias hace diversas observaciones sobre esta guerra, que ya serán de objeto de otra anotación. Ésta versa sobre algo ya conocido en estas páginas.

A mi llegada a Vietnam decidí visitar a todos nuestros aliados que se habían unido a nosotros en aquella difícil e impopular guerra.” (pág. 252)

Así, ya había hecho referencia a la fuerza expedicionaria de Corea del Sur:
Tenía yo la impresión de que muchas de las críticas que se dirigían al ejército vietnamita eran de la misma naturaleza de las que dieciséis años antes se hicieron al ejército coreano. Este último mandó al Vietnam una fuerza expedicionaria de cincuenta mil hombres. De esta manera, Corea pagó parte de la deuda que tenía con la causa de la libertad y con los Estados Unidos.” (pág. 241)

Dicho deseo lo manifiesta como introducción a su referencia a las tropas filipinas junto a la frontera con Camboya:
Por vía aérea me trasladé a Tay Ninh, cerca de la frontera con Camboya, entre violentas tormentas con gran aparato eléctrico y fuertes aguaceros. Tay Ninh, la ciudad santa de la secta religiosa de Cao Dai, era una gran ciudad; en ella se encontraba el cuartel general del grupo filipino de Acción Cívica, integrado por soldados de este país que abnegadamente procuraban ayudar a los campesinos vietnamitas a aumentar su producción agrícola y ganadera y, al mismo tiempo, defenderles. Aterrizamos en Tay Ninh, y nos dirigimos al cuartel general filipino para una sesión de información; luego visitamos una de las unidades de Acción Cívica, situada al sur de la ciudad.” (pág. 252)

En el libro sólo he encontrado referencias a estos ‘aliados’ (excluyendo lógicamente a Vietnam del Sur) en tres ocasiones: las dos ya dichas, y una tercera, que, además, es la primera que figura en el capítulo:
Después de esta gira por el Norte, me trasladé a la zona del delta del río Mekong. A primera hora de la mañana del día 21 de julio subí a bordo de un bimotor U-8, en el aeropuerto de Tan Son Nhut, que me trasladó a Can Tho, en el delta. (…)
A la mañana siguiente volamos sobre el encharcado delta –era la estación de las lluvias– hasta la pequeña población de My Tho. (…) Después del almuerzo en las instalaciones norteamericanas, nos trasladamos en helicóptero a la pequeña capital de provincia de Go Cong. Bromeando pregunté si semejante denominación era realmente el nombre de la ciudad o si se trataba de una consigna publicitaria. Allí nos acompañó el asesor de seguridad norteamericano, y visitamos también al equipo médico militar español. Hablé con los médicos españoles y les di las gracias porque España estuviera presente en el campo de batalla de la libertad. Les gustó en gran manera tener un visitante que hablara español. Tomé una copa de jerez con ellos.
” (pág. 235)

Así pues, se cumplen 44 años y una semana de esta visita al destacamento médico militar español en Vietnam del Sur.

De haber leído el libro cuando lo compré (en enero de 1986), me hubiera enterado mucho antes de esta presencia española en Vietnam. Pero entonces no hubiera tenido el placer de que ser informado por un compañero.

Créditos:
Extractos del capítulo En Vietnam, de la segunda parte de Misiones discretas, libro de memorias del General Vernon A. Walters, según la traducción de Andrés Bosch, en edición de Planeta de septiembre de 1981.
Fotografía tomada del libro: en el delta del río Mekong, en julio de 1967.

martes, 26 de julio de 2011

¿Paz, qué paz?

Pero el alma de una paz digna de este nombre, su espíritu vivificador, no puede ser sino una sola: la justicia, que con medida imparcial da a cada uno lo suyo y a todos exige aquello a que todos están obligados; la justicia que no da todo a todos, pero que a todos da amor y a ninguno hace agravio; la justicia que es hija de la verdad y madre de la libertad sana y de la grandeza segura.

A primera vista (o lectura), pueden referirse estas palabras al famoso Proceso de paz del incalificable Presidente de Gobierno de España, o a diversos procesos judiciales vistos en Tribunales españoles de todo nivel y condición. Sin embargo, debo decir que no, no es el caso.

Se trata del párrafo final de A los cinco años de guerra. Discurso pronunciado por S.S. el Papa, con motivo del quinto aniversario del comienzo de la guerra. 1º de septiembre de 1944.

S.S. el Papa era Pío XII, y éste y otros discursos, homilías y predicaciones se encuentran recogidos en Problemas de la guerra y la paz, editado por Editorial Surco en noviembre de 1944, según traducción (del portugués) de Zoé de Godoy.

lunes, 25 de julio de 2011

Hoy es el santo de mi padre, a quien felicitamos, además, con fotografías de Cercedilla, su tierra chica en la que se crió: la montaña (Siete Picos), el bosque de pinos, incluso un puente romano, rapaces (no chiquillos, sino ¿un águila?), y por supuesto, caballos y reses bravas.


domingo, 24 de julio de 2011

Y ahora, ¿dónde los pongo?: ¡Llegó julio!

A poco de empezar el verano, como se suele saber, en el hemisferio boreal, comienza el mes de julio. Y fuimos de ‘estrenos’.



Además, me obsequiaron con un discurso (sobre cuyas posibles intenciones, visto el título, no comentaré, de momento, nada).

Y si allá por marzo, ví la luz, y dejé de comprar de un autor, en esta ocasión, volví a verla, y sí compré, pero de otro distinto.



Créditos:
Portadas de los libros en cuestión.

sábado, 23 de julio de 2011

Creyente primero; militar y diplomático, después

Nací en Nueva York, el año 1917. Viví diez años, desde los seis a los dieciséis, en Europa. Mis padres me matricularon en escuelas católicas inglesas y francesas, en donde adquirí buenos conocimientos de francés, español, italiano y alemán. Poco después de regresar a los Estados Unidos, sin ahber cumplido aún los veinte años, mi padre sufrió graves reveses en sus negocios, y no me quedó más remedio que dejar los estudios y ponerme a trabajar.
(…)
El día 2 de mayo de 1941, me presenté en la Flushing Armory de Nueva York, con otros muchos jóvenes que también iban a alistarse en el ejército. (…)
También me interrogó un siquiatra. (…) Me hizo varias preguntas extremadamente personales acerca de mis experiencias sexuales. No sin cierta vergüenza, le dije que nunca me había acostado con una mujer. El siquiatra dijo: «¡Vaya, ha aquí un hombre casto!» Luego, ceñudo, me preguntó por qué no lo había hecho y si las mujeres no me gustaban. Le contesté dándole seguridades de que sí me gustaban, pero que, a pesar de ser así, no me había acostado jamás con una. Me preguntó qué me lo había impedido. Le contesté que, pensándolo un poco me atrevería a decir que se debería, en el sesenta y cinco por ciento de los casos, a las inhibiciones propias de mi formación católica, en el treinta por ciento a que sólo había tenido oportunidades con muchachas que no me gustaban, y en el cinco por ciento restante a la falta de oportunidad con las muchachas que realmente me gustaban. El siquiatra quedó tranquilizado, sonrió, me dio una palmadita en el hombro, y me dijo: «No hay problema. Aceptado. Y buena suerte.»
” (pp. 10-12)

El día 20 de octubre de 1942, escribí lo siguiente en mi diario:
Estamos cruzando un océano infestado de submarinos enemigos que nos acechan cual tiburones para iniciar su salvaje ataque. (…) ¿De dónde sacamos esa confianza? En mi caso, el convencimiento de que tengo la conciencia tranquila ante mi Dios y de que estoy preparado para presentarme ante Él, si llega el momento, constituye una ayuda extraordinaria. No creo que me llegue la muerte en esta ocasión, pero si llega estoy preparado para comparecer ante mi Creador.
(…) En cubierta, por la noche, cuando contemplo la negra inmensidad que oculta por igual a amigos y enemigos, tengo la impresión de que Dios y la eternidad estén más cerca.
(…)
Las últimas horas del día 7 de noviembre de 1942 iban transcurriendo inexorablemente, mientras la gran flota se acercaba a la costa africana, sin que quienes se hallaban en ella la hubieran avistado. (…) Silenciosamente, los buques se dirigieron a sus respectivas posiciones, en la zona de concentración, a pocas millas de la costa. La excitación me había hecho un nudo en la garganta. La noche era negra, absolutamente negra, y nuestra expectación enra tremenada. (…) Esto fue lo que a fin de cuentas escribí, y esto era lo que sentía:
Escribo estas líneas a la 1.10 a.m. en la sala de oficiales del USS Lyon, mientras nos acercamos al punto de concentración desde el que lanzaremos el ataque. Las lanchas de desembarco están siendo puestas a flote, y los altavoces difunden música militar, con algún que otro disco de swing intercalado. (…)
Me intriga esa certidumbre que tengo de que Dios me concederá su ayuda durante la tormenta que se nos avecina. Estoy excitado, tremendamente excitado. (…)
La única manera en que puedo explicar mi carencia de miedo consiste en que el año y medio que llevo en el ejécrito me ha convertido en un soldado. Estoy orgulloso de ello, Dios mío…” (pp. 28-29 y 33-35)

En el jeep entré en la plaza de San Pedro. No había ni un vehículo. Pronto apareció un gran gentío que comenzó a vitorearnos. Llegué hasta la basílica y detuve el coche. Yo no quería entrar armado en la iglesia, ni tampoco que mis hombres se quedaran fuera mientras yo entraba. En consecuencia, esperé un poco hasta que llegó otro jeep, y ordené a los hombres que iban en él que vigilaran nuestras armas mientras estuviéramos dentro de aquella iglesia tan pletórica de significado para los católicos. Al entrar en la vasta, fresca y silenciosa iglesia sentí temor. Me sentí pequeño e insignificante, pero agradecido por haber podido llegar hasta allí. Así se lo dije a Dios en mi oración.” (pág. 71)

El Departamento del Ejército había enviado un telegrama diciendo que el general Marshall [entonces Secretario de Estado] había recabado mis servicios, por lo que debía ser su intérprete y ayudante, durante la Séptima Conferencia Panamericana que se celebraría en la capital colombiana en el mes de abril [de 1948]. (…)
Nada ocurrió hasta el día 9 de abril
[viernes]. (…) A primera hora de la mañana, traduje al general Marshall varios artículos de los diarios de Bogotá, e hice comentarios acerca de la extremada violencia del lenguaje con que discutían liberales y conservadores. (…) El general Carter regresó del teléfono y, con su habitual aire de timidez, dijo: «Era la embajada. Dicen que han matado a tiros, en el centro de la ciudad, a un individuo llamado Gaitán.» Quedé aterrado, por cuanto sabía que Jorge Gaitán era el máximo dirigente de la oposición liberal. (…) Dije al general Carter: «Si esto es verdad, hoy mismo tenemos revolución o guerra civil.» El general Carter me dirigió una mirada de reprobación, y me dijo: «Walters, no debe usted hacer afirmaciones tan categóricas en presencia del general Marshall.» Poco después comenzábamos a oír el sonido del tiroteo alrededor de la casa. Y no tardó en llegar el momento en que la lucha se extendió ya a toda la zona.
(…)
Al amanecer del (…) domingo, los tiroteos se extinguieron, y el día fue relativamente tranquilo. Decidí ir a misa a la catedral. Cecil Lyon, que también era católico, decidió acompañarme. Preguntamos al general Marshall si podíamos utilizar su automóvil, y contestó: «Sí, pueden, pero hagan el favor de devolvérmelo porque puedo necesitarlo.» Con Aníbal al volante nos dirigimos a la catedral, que se encontraba en la plaza del Capitolio. Llegamos a ésta sin dificultad, y el automóvil se detuvo ante la catedral. Subí los peldaños que lleva al sólido edificio colonial, y, con la consiguiente desilusión, vi que las puertas estaban cerradas. Para que, en Suramérica, las puertas de una catedral estén cerradas un domingo es preciso que la situación diste mucho, pero mucho, de ser normal, lo cual venía a demostrar que el que no hubiera tiroteos en aquellos momentos no significaba lo que yo había creído. Cecil Lyon, que hablaba un español excelente, no pareció amilanarse, y dijo al chófer: «Aníbal, llévanos a esa plaza en que se encuentra el hotel Granada, allí hay otra iglesia que quizá esté abierta.» Mascullando palabras para su capote, Aníbal nos llevó allá. Al entrar en la plaza, vimos que, bajo las copas de los árboles, había un buen número de soldados que, habiendo dejado sus fusiles, estaban tumbados en el suelo, en el centro de la plaza, fumando y charlando. En el preciso momento en que entramos, varios francotiradores situados en diversos edificios abrieron fuego contra los soldados que estaban bajo las copas de los árboles. Inmeditamente los soldados cogieron los fusiles y contestaron el fuego de los invisibles francotiradores ocultos en los edificios. En la plaza se armó un formidable jaleo. (…) Al momento miré la plaza por encima del hombro del chófer. Estaba desierta, con la salvedad de los soldados que disparaban contra los invisibles francotiradores ocultos en los edificios. Dije a Cecil Lyon: «Supongo que no creerás que podamos entrar ahora en la iglesia.» Cecil Lyon dirigió una calma mirada a la plaza y repuso: «Sí, ahora podemos; Aníbal, vaya hasta la iglesia.» Llegamos a la iglesia, y Cecil, diplomático muy educado, muy del tipo llamado diplomático de salón, salió del automóvil y comenzó a subir los peldaños que llevan a la iglesia, sin ni siquiera mirar atrás, hacia donde tenía lugar el feroz tiroteo. Cuando se hallaba en el cuarto peldaño, más o menos, Cecil Lyon dio media vuelta sobre sí mismo, y sin dirigir la vista hacia aquello que a él le parecía una vulgar bronca, dijo al chófer: «Aníbal, estaremos en la iglesia unos cuarenta y cinco minutos, venga a buscarnos entonces.» A estas palabras, Aníbal repuso: «¡Oh, no, no, señor! Hoy, también iré yo a misa.» Y Aníbal, moviendo las piernas a toda velocidad, nos adelantó y entró en la iglesia. Se trataba de un antiguo edificio, con gruesos muros de piedra, donde estábamos muy seguros.
Durante la misa y el sermón, el celebrante exhortó a los asistentes con las siguientes palabras: «Limitaros a arrodillaros, no hace falta que os tiréis al suelo.» Aquella mañana había mucha gente en la iglesia rezando fervorosamente, y no todos los presentes eran colombianos. Cuando salimos el fuego de los francotiradores había cesado. Los soldados volvían a encontrarse alrededor de los árboles y, al parecer, había renacido la calma. En el automóvil regresamos a casa de los Puyana.
” (pp. 85, 87 y 94-95)

El otro día, trajo Bate a estas páginas unas declaraciones de Vernon Walters sobre España. Llegará el momento de comentarlas por aquí, pero primero, creo, debemos conocer algo de la personalidad del militar y, después, diplomático.

Créditos:
Extractos de los capítulos Cómo llegué a ser soldado, A Marruecos, Con el General Clark y En Bogotá con el General Marshall, de la primera parte de Misiones discretas, libro de memorias del General Vernon A. Walters, según la traducción de Andrés Bosch, en edición de Planeta de septiembre de 1981.
Fotografías tomadas del libro:
- de soldado raso, recién ingresado en Camp Upton (Long Island), con el mono azul de trabajo, el 4 de mayo de 1941
- el 27 de septiembre de 1994, con el V Ejército, en Italia. Vernon Walters es el que está a la derecha, y el general Clark, es el tercero por la derecha.
- fotografía sin fechar, en la solapa del libro.

jueves, 21 de julio de 2011

De aves y otros pájaros

El 15 de julio, la viuda de Calvo Sotelo, en nombre propio y en el de sus hijos menores, se persona en el sumario instruido para ejercitar en él la acción y acusación privada. La primera diligencia que se solicita y obtiene del Juez es la confrontación de los guardias de Asalto a quienes se imputa el crimen, con las personas de la servidumbre del señor Calvo Sotelo; pero la diligencia no da, no podía dar, el menor resultado, porque, por disposición de la Superioridad, los guardias sospechados no concurren a ella, por habérseles dado orden de permanecer, mientras se verifica, en el despacho del Teniente Barbieta.
Pocos días después del Glorioso Alzamiento Nacional, milicianos armados asaltaron el local del Tribunal Supremo donde radicaba el sumario, y se apoderaron de éste, sin que se tenga noticia de que desde entonces se haya realizado la más insignificante y formularia diligencia para depurar el hecho.
El 15 de julio, dos días después del asesinato y dos días antes del Alzamiento, se reúne en el Palacio del Congreso la Diputación Permanente de las Cortes. Ante ella comparece el señor Conde de Vallellano y en nombre de los partidos Tradicionalista y de Renovación Española, da lectura a un documento en el que consigna que "el asesinato de Calvo Sotelo es un crimen de Estado, sin precedentes en la historia política y ejercitado por los propios agentes de la Autoridad", y añade: "nosotros no podemos convivir con los amparadores y cómplices de este hecho. No queremos engañar al país y a la opinión internacional aceptando un papel en la farsa de fingir la existencia de un Estado civilizado y normal, cuando, en realidad, desde el 16 de febrero vivimos en plena anarquía, bajo el imperio de una monstruosa subversión de todos los valores morales que ha conseguido poner la Autoridad y la Justicia al servicio de la violencia y del crimen."
Ninguna voz se dejó oír que destruyera o intentara destruir tan clara y bien fundada acusación.
Inútil hubiera sido, por otra parte, el intento: los hechos relatados, anteriores o coetáneos al asesinato, aun siendo de cegadora evidencia, no demuestran con tanta claridad como los posteriores a él que el crimen cometido no era un accidente, sino el deliberado ensayo de un sistema; el primer eslabón de una larga cadena de crímenes; el modelo pedagógico a que se han ajustado centenares de miles de asesinatos, realizados en la zona española no liberada, sin otro móvil real que esparcir el terror y sin otro móvil aparente que el capricho irracional o los pretextos más fútiles. Acaso en ninguno de ellos aparezca, como hasta ahora no ha aparecido, en el caso de Calvo Sotelo –cándido sería esperarlo– el mandato que ordena la ejecución con la firma de los usufructuarios del Poder. Para formar una sólida convicción moral, no es necesaria tal prueba, ni su aparición es frecuente; ni a ella suelen dar lugar los seguidores de Maquiavelo: "Haz lo bueno por ti mismo; haz lo odioso por tercero."
Lo relatado y plenamente comprobado basta para deducir: Primero, que en el asesinato de Calvo Sotelo, como en los posteriores, ejecutado aquél por agentes de la autoridad mezclados con extremistas, y los otros por grupos políticos a quienes se entregó con las armas el mando, la jurisdicción y el efectivo poder, mezclados en ocasiones con verdaderos agentes de la Autoridad, hay para los que los alentaron y consintieron una responsabilidad inicial por directa inducción, y otra no menos clara por omisión total de la acción preventiva y de la represiva. Segundo, que el asesinato de Calvo Sotelo, motivo ocasional determinante del Alzamiento Nacional, representó la prueba ya innegable de que, en efecto, desde el 16 de febrero de 1936, sólo existía en España, con la apariencia fingida de un estado civilizado y normal, autoridades y justicia al servicio de la violencia y del crimen, sin que entre loshombre representativos de ese Estado y los ejecutores materiales de los hechos pueda negarse que exista la responsabilidad común, inseparable, de la codelincuencia.


Lo transcrito se corresponde con los párrafos finales de la Sección tercera – De la ilegitimidad en el ejercicio del poder, apartado III – El 13 de julio. Asesinato del Jefe de la oposición don José Calvo Sotelo, del Dictamen de la Comisión sobre ilegitimidad de poderes actuantes en 18 de julio de 1936.

La edición original del Dictamen, en 1939, “Año de la Victoria”, muestra en su contraportada una especie de versión simplificada (de diseño, diríamos ahora), del Águila de San Juan del escudo de España adoptada por el Estado Español, es decir, el bando “nacional”

Como puede observarse, cualquier parecido entre el águila y otra especie aérea, digamos, un faisán, es...
mera coincidencia.

miércoles, 20 de julio de 2011

Un discurso y unas palabras que sí se entienden

Según se publicó ayer, el Pgesidente del Conggeso nos ha ofrecido un discurso con motivo de los setenta y cinco años en cuestión.

Genio y figura, se ha despachado con parte de un discurso de Azaña.

De haberse planteado algo más de provocación, podía haber escogido otros discursos, por ejemplo, el de un destacado dirigente de otra organización que, como el partido de Azaña (Izquierda Republicana), formó parte del Frente Popular: Francisco Largo Caballero (quién firmó el manifiesto frentista el 16 de enero de 1936 por parte de la Unión General de Trabajadores): sin opción a que se secara la tinta del papel, en Alicante, en plena campaña electoral, ofreció esta perla:

Nosotros decimos que es inútil que quieran enfrentarnos con nuestros aliados diciendo que si ganamos las próximas elecciones iremos contra ellos. Si conseguimos el triunfo hemos de proseguir nuestro camino para lograr el triunfo de nuestro programa. Quiero decirle a las derechas que si triunfamos colaboraremos con nuestros aliados; pero si triunfan las derechas nuestra labor habrá de ser doble, colaborar con nuestros aliados dentro de la legalidad, pero tendremos que ir a la guerra civil declarada.
Que no digan que nosotros decimos las cosas por decirlas, que nosotros las realizamos…


Y desde luego, no puede decirse que el de la estatua hablara sólo por hablar.

martes, 19 de julio de 2011

A falta de relato, bueno es un cuento

Como ya he comentado en estas páginas, apenas puedo oír ahora la radio por la tarde-noche. Por ese motivo, tardé en enterarme del relato con que nuestro amigo César Vidal nos obsequió el pasado lunes día 11 (sí, la camiseta es la misma de una semana antes, pero en el ínterín, que le gusta decir, no sé más sobre su vestuario).

Ahora está de vacaciones, y en vez de relatos, parece que tenemos recomendaciones literarias. Hoy sí he podido escuchar el momento en cuestión.

Sagrario Fernández Prieto ha empezado diciendo que “vamos a recomendar un libro para niños, para niños a partir de diez años”: se trata de Diente de León.

Y como tengo otras cosas que hacer, no transcribo nada, lo dejo al criterio del oyente. Yo sólo diré que a partir de ahora pondré entre varios paréntesis las recomendaciones literarias de esta buena señora.

El resto de mis opiniones sobre relatos o cuentos, ya los expondré en otro momento.

lunes, 18 de julio de 2011

¿Cómo se titula la película?

Hoy se ha publicado que el Premio Nacional de Cinematografía no ha podido fallarse porque se había fallado en la composición del Jurado.

El fallo no ha consistido en que hubiera gente que no supiera de qué iba del tema, o que hubiera gente cuya mayor relación con el cine fuera cambiar de acera para no pasar por delante de una sala, o cosas similares.

No; el motivo ha sido que no había “paridad en el Jurado”, se entiende que de sexos, es decir, número similar de varones y de hembras, y no de gente que supiera y gente que no supiera, por ejemplo.

Y es que, según la convocatoria de Premio, mediante Resolución del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (que, aunque del 9 de mayo de 2011, se publicó en el BOE del día 24), en su apartado tercero, punto uno, se dice que “en su composición [del Jurado] se velará por mantener la paridad entre hombres y mujeres”. Y eso, pocas líneas después de decir, sin ningún pudor, que un vocal será “a propuesta de la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA)”.

Como para estupideces nos bastamos solos, se ha rematado la faena dándose cuenta del ‘problema’ el mismo día en que se iban a reunir para fallar el Premio.

Vale, nos hemos quedado, de momento, sin Premio Nacional (por cierto, de 30.000 euros). Pero la duda que me asalta es en relación con lo previsto en el punto cuatro del mismo apartado:
Los miembros del Jurado tendrán derecho a percibir las cantidades correspondientes a los gastos de locomoción y alojamiento que se deriven de la asistencia a las reuniones, cuando procedan de fuera de Madrid.

Encima de no servir para nada, ¡dietas!

¡A dieta habría que poner a más de uno!

¡¿Quién, quién es?!

Una de las tiras de Mafalda que se me quedaron en la memoria, allá cuando la leí por primera vez aún faltando bastante para que finalizara el pasado siglo, es la que muestro a continuación.

Me ha venido a la memoria estos días al oír Música para no hacer nada, el nuevo programa (veraniego) del Grupo Risa en ((esRadio.

Para quien no lo haya oído es una especie de Hilo Musical con “las canciones que ya no suenan en las otras emisoras”. Dada la naturaleza del programa, buscando la máxima relajación del que lo oye, las canciones se encadenan una tras otra, salvo alguna breve y suave cuña propia del programa

El problema que le veo no es exactamente ése, es decir, que no se identifique la canción, sino que tampoco se haga en la página de internet. Digo yo que si ya han tenido que confeccionar la planilla para conseguir las casi dos horas de música, ¿qué cuesta ‘copiarla’ en la página del audio?

Pues eso. Me quedo como Mafalda al oír la noticia: estoy interesado en las canciones que hace un buen puñado de años no oía (de muchas de ellas, no llegué a saber con certeza el título e intérprete de las mismas), acaba el programa de radio,… y yo sigo sin saber qué he oído.

P.S. Por cierto, me gusta el programa.

Créditos:
Tira de Mafalda, penúltima del volumen 0, según ejemplar editado por Lumen en octubre de 1990.

En dos palabras

Hace hoy setenta y cinco años que empezó la continuación de lo que llevaba unos años sucediendo en España.

Cuando las cosas llegaron a mayores, unos, al grito de “¡Viva España!”, fueron contestados por los otros con el de “¡Viva Rusia!”.

Hay quien opina que esa falta de conciencia propia, de identidad, es lo que hizo inevitable el final con el que acabó la guerra.

Se ha hablado mucho de si llegó a haber o no reconciliación. En mi opinión, está claro que ahora no la hay, simplemente, por esa falta de identidad propia: decir “¡Viva España!” ha vuelto a estar mal visto por un sector de la sociedad, mientras que, por otro, es algo a lo que no se atreven.

Así pues, en dos palabras:

¡VIVA ESPAÑA!

Créditos:
Fotografía de una pintada, con plantilla y con tipo de letra art-decó de los años 30, realizada en la época en cuestión, en la fachada de un importante edificio de Requena, en la Navidad de 2001, del autor.

Un final entre-visto


El pasado miércoles me desperté (no mucho, lo suficiente) a tiempo de poder oír el final de la repetición (aunque parcial, en el más puro estilo que instauró José María García, si bien ignoro qué efecto ‘tirón’ tendrá), de Es la noche de César. La forma en que concluyó una entrevista me llamó la atención a pesar de encontrarme en una amigable discusión con Morfeo.

He conseguido encontrarla en el archivo del programa, y se trata de una entrevista con Betsy Hart, “columnista del "Chicago Sun-Times"”, que empieza hablando sobre la educación y enseñanza, habla también de su época como colaboradora de Ronald Reagan, unos breves comentarios sobre Barack Hussein Obama… hasta que en el minuto 20:17 César Vidal saca el tema de la Reforma y lo bueno que ha traído a sus sociedades reformadas, frente a lo negativo de la Contrarreforma en las suyas.

Ella, como protestante, le da la razón, claro, la capacidad crítica del individuo puritano, y todo eso, en un diálogo con el titular del programa quien asiente y reafirma lo opinado por ella, y en esto se llega al minuto 22:45, a partir del cual, ella dice, sin ninguna interrupción:
Ahora el problema actual en Estados Unidos es que hemos perdido gran parte de ese transfondo religioso, así que lo que nos queda es sólo este espíritu individual, pero puede que esté fuera de control, lo cual no es bueno. Ahora vemos con frecuencia situaciones en las que todo trata sobre mí; sólo importa lo que yo quiero, ya sea el divorcio, el ascenso social… en ámbitos como el trabajo o la familia,… no importa qué es lo bueno para la gente que me rodea: sólo importa lo que me viene bien a mí. Creo que es un aspecto muy negativo de nuestra cultura.
Por el contrario, en los países latinos hay más unión familiar, más conciencia de comunidad. Algo que en la medida adecuada puede ser algo estupendo. Tengo un buen amigo católico que me dice: «Los protestantes os fijáis mucho en la relación individual con Cristo y os olvidáis que no sólo estáis vosotros». Creo que tiene algo de razón, que es necesario un cierto equilibrio al que tenemos que volver en Estados Unidos también.


La réplica fulminante de César Vidal fue:
Betsy, muchísimas gracias por estar con nosotros.

De Re ¿pública?

Uno de los resortes que con mayor constancia han sido utilizados por la España marxista en su desaforada propaganda –sucedáneo de una fuerza efectiva que no posee y de un apoyo moral de que está desprovista su causa– es la imputación de facciosa, rebelde y antijurídica, con que sin tregua ni reposo moteja a la España Nacional.
Gran parte de la opinión universal, acostumbrada a pensar por cuenta propia y a tamizar las noticias e informaciones por las mallas espesas de la sana crítica, sabe a qué atenerse en punto a esta falacia. Pero todavía quedan espíritus de buena fe, de ingenua receptividad, a quienes el argumento causa alguna impresión, y que bajo la sugestión de aquella propaganda no intentan sacudir su pereza mental y buscar la verdad.
Para que ésta se abra paso en forma indubitable, acompañada de las pruebas más rigurosas, capaces de satisfacer a los más exigentes, la España Nacional abre un gran proceso, encaminado a demostrar al mundo, en forma incontrovertible y documentada, nuestra tesis acusatoria contra los sedicentes poderes legítimos, a saber: que los órganos y las personas que en 18 de julio de 1936 detentaban el poder adolecían de tales vicios de ilegitimidad en sus títulos y en el ejercicio del mismo, que, al alzarse contra ellos el Ejército y el pueblo, no realizaron ningún acto de rebelión contra la Autoridad ni contra la ley.
En los folios de ese sumario político-penal se recogerán las pruebas auténticas del gran fraude parlamentario del frente-popular; la falsificación del sufragio en daño de la contrarrevolución y en provecho de las fuerzas marxistas en grado tal, que subvertió el resultado de la contienda electoral; el desvergonzado asalto a los puestos de mando, perpetrado por quienes con el derecho y la libertad no hubieran llegado a conseguirlos; el sinnúmero de delitos, desafueros y tropelías realizados o amparados por un Gobierno que tan audaz e ilegítimamente cabalgaba sobre el país, y, en fin, el escandaloso crimen de Estado, en que culminó tanta vileza, con el asesinato del Jefe de la oposición, señor Calvo Sotelo, ordenado y planeado desde los despachos de un Ministerio, y que sirvió de ejemplo a las turbas, en cuyas garras criminales han caído brutalmente sacrificados en las cárceles, en las checas y los caminos de la España roja más de cuatrocientos mil hermanos nuestros.


Estos son los primeros párrafos de la Orden del Ministerio de la Gobernación, por la que se constituía una comisión “encargada de demostar la ilegimitidad de los poderes actuantes en la República Española en 18 de julio de 1936”, firmada en Burgos el 21 de diciembre de 1938.

Aunque se le encargaba elevar el resultado de sus actuaciones antes del 30 de enero de 1939, “dada la profusión de sus trabajos, muy acentuada por la amplia cooperación individual que ha recibido, así como la complejidad de sus diligenciados, resulta insuficiente el plazo fijado para la terminación de su cometido.
Al propio tiempo, la liberación de Cataluña, a la que brevísimamente ha de seguir la del resto de la España irredenta, ha de proporcionar elementos muy importantes de juicio que completen los ya aportados”. Por ello, mediante otra Orden, se amplió “hasta el 30 de abril del corriente año 1939 el plazo concedido
”.

La nueva Orden estaba firmada en Burgos, a “15 de febrero de 1939 – III Año Triunfal”.

Para cuando venció el nuevo plazo marcado, como puede verse en la portada del libro, en el “Estado Español”, ya era “Año de la Victoria”.

Créditos:
Extractos de las Órdenes del Ministerio de la Gobernación por las que se constituía (y ampliaba el plazo para elevar los resultados) una Comisión sobre la ilegimitidad de poderes actuantes en 18 de julio de 1939, y portada del Dictamen.

domingo, 17 de julio de 2011

Al cuerno… ¿de la abundancia?

La silueta del continente africano permite imaginar, en su zona oriental, la forma de un cuerno, tal vez más de un rinoceronte que de un toro bravo, lógicamente, pero cuerno al fin.

En dicho ‘cuerno’ se encuentra el todavía país de Somalia.

Según Exteriores, los crímenes violentos son comunes y el secuestro y el robo son un problema en la mayor parte del país, en especial, en la que región donde está enclavada la capital, Mogadiscio”. Este era inicio de la noticia publicada por Libertad Digital tal vez el 26 de diciembre de 2007, aunque también figura en la cabecera la fecha de casi un año después, el 26 de noviembre de 2008, en un ejemplo, quizás, de que la situación no había cambiado mucho en el país.

Estos ‘problemas’ también se trasladan al Mar Rojo y al Océano Índico, en forma de acciones de piratas que tienen en Somalia su isla de la Tortuga actualizada. Aunque en su época dicha isla sí fue de vez en cuando atacada por las marinas ‘formales’ de los países afectados, en esta ocasión, se limitan a patrullar e intentar evitar los ataques piratas, cosa que en general consiguen, pero en ocasiones, no.

Todo lo anterior, hay que reconocerlo, no deja de ser un conjunto de prejuicios, ya que, como se pudo leer hace casi un mes en el mismo medio de comunicación:
Somalia crece y se desarrolla en medio de la anarquía.
Somalia no tiene gobierno desde 1991. El país ha registrado un desarrollo económico y social superior a cuando existía un Estado formal.


Se puede observar en la tabla que se incluye en el artículo, por ejemplo, que el número de televisores ha crecido de 1,2 a 3,7 por mil, en el periodo estudiado. La influencia del pasado Mundial de fútbol queda, por tanto, fuera del estudio.

El artículo resulta interesante. Tal vez más de que cabría esperar por su autor y su editor. No ya sólo por lo que dice, sino por lo que no dice.

Por ejemplo, salvo error, en un artículo publicado en junio de 2011 sobre la situación político-socio-económica de Somalia, no se menciona ni una sola vez la palabra ‘pirata’. Tal vez es que hayan desaparecido, y no nos hayamos enterado.

También resulta curiosa la publicación en 2011 para mostrar conclusiones epatantes, de un artículo cuyas principales referencias son estudios de 2007 (sobre datos de 2005), o de 2008, como el de Albert Esplugas (del que bebe intensamente el artículo actual).

Y, sin embargo, desde hace algunas décadas un número creciente de pensadores sociales han venido defendiendo la idea de la "Anarquía ordenada", es decir, que una sociedad puede funcionar razonablemente bien en ausencia de gobierno; o mejor dicho, que podría funcionar mejor que en presencia de gobiernos ineficientes.

Vamos a ver, la “ausencia de gobierno” es una cosa, y los “gobiernos ineficientes” son otra. Y no se pueden comparar entre sí porque son conceptos distintos, aunque si a lo que vamos es a los resultados, entonces podría discutirse muchas cosas. Por ejemplo, ante un gobierno ineficiente (cosa decidida por los que saben de eso, claro), derrocarlo y dejarnos sin gobierno (a los que no sabemos de eso, claro), ya que se funcionaría “razonablemente bien”. Como yo soy de los que no saben de eso, claro, tampoco sé cuál sería la forma de, una vez sin gobierno, conseguir un gobierno eficiente (si los que saben, permiten que tal cosa suceda).

Resumiendo que se hace tarde: el artículo de marras me ha venido a la memoria porque, dado lo limitado del periodo de tiempo de estudio (¡ay, las fuentes!), no sé en qué párrafo, o indicador (económico, claro), figuraría la denuncia del representante del Vaticano en la zona, Monseñor Giorgio Bertin del “más grande desastre humanitario del mundo”… en Somalia, claro. Aunque tal vez, a Monseñor simplemente… lo envíen al cuerno, por molestar.

Y es que mientras se discuten las teorías económicas… las hienas ríen.

sábado, 16 de julio de 2011

Y ahora, ¿dónde los pongo?: ¡Empezó el verano!




En realidad aún faltaban unas horas, pero dije ¡Hola! al verano diciendo ¡Adiós! a una ciudad (la misma de hace algo más de un año).


Y cumpliéndose dos días estivales, viajes, ideas,…






Vamos, que no me voy a aburrir.

Créditos:
Portadas de los libros en cuestión.

viernes, 15 de julio de 2011

Contando, ya, siete estrellas

Hoy ha sido el séptimo cumpleaños del diario Contando estrelas, de elentir.

Siete años que, como indica en su anotación, coinciden con las siete estrellas de la constelación de la Osa Menor, que utiliza como imagen de marca.

Aunque los buenos resultados siempre sientan bien, no son lo más importante. Escribir este blog es para mí una cuestión de principios: la defensa de la vida, la dignidad humana, la libertad, la justicia y la verdad. Si algún día abandonase la defensa de esos principios en un estúpido intento de obtener más visitas, Contando Estrelas habría perdido su razón de ser.

Desde aquí, pues, la felicitación y la enhorabuena por el éxito, y las gracias por su esfuerzo, ejemplo para muchos, sabiendo que, por lo demostrado tras las primeras siete estrellas, elentir es capaz de dar cuenta de la Vía Láctea al completo.

Por lo menos.

Créditos:
Ex-libris de la Osa Menor, de elentir, tomado de su diario.

Giménez y Jiménez, ¿Asociados?

Según se informa, ayer día 14, coincidiendo con la fiesta nacional de Francia, aunque supongo que sin tener mayor relación, el señor Giménez (Barriocanal) visitó al señor Jiménez (Losantos), en una visita de cortesía.

Giménez con G le dijo a Jiménez con J que están destinados a entenderse.

De momento sí parece que ha habido algo de entendimiento entre ellos, aunque sólo sea en lo relativo a la discreción del tema: en las páginas de Libertad Digital y de COPE no he localizado referencia a la visita.

Ha tenido que ser InfoCatólica quien me ha informado del evento. Tal vez para dejar más claro que ‘católico’ quiere decir ‘universal’.

Créditos:
Imagen tomada de la noticia de InfoCatólica.

Suspense con el suspenso

Al día siguiente, Frau Schroeder me despertó muy excitada:
- Herr Issyvoo, ¿a que no se lo imagina? ¡Han cerrado el Dartmstädter und Nacional! ¡Seguro que se han arruinado miles de personas! ¡El lechero dice que tendremos una guerra civil de aquí a dos semanas! ¡Diga usted lo que diga!
Apenas me hube vestido, bajé a la calle. Indudablemente había una muchedumbre ante la puerta de la sucursal del banco en la esquina de la Nollendorfplatz, cantidad de hombres con carteras de cuero y de mujeres con bolsas: mujeres como Fraulein Schroeder. Las rejas de hierro estaban echadas sobre las ventanas del banco. La mayoría de la gente miraba atenta y algo estúpidamente la puerta cerrada. En su centro habían fijado una notita, hermosamente impresa en tipos góticos, como una página de un autor clásico. La nota decía que el Reichspresident había garantizado los depósitos. Todo estaba perfectamente en orden: lo único anómalo era que el banco no iba a abrir sus puertas.
Un niño jugaba con un aro en medio de la multitud. El aro fue a chocar contra las piernas de una mujer. Increpó al niño en el acto:
- Du, sei bloss nicht so frech!
[¡Tú, no seas tan impertinente!] ¡Mocoso insolente! ¿Qué se te ha perdido por aquí?
Otra mujer se le unió, atacando al chiquillo asustado:
- ¡Fuera! Tú no entiendes nada de lo que pasa, ¿verdad?
Y otra le espetó, con furioso sarcasmo:
- ¿Tienes dinero en el banco, por casualidad?
El chiquillo huyó ante aquella explosión de contenida cólera.
Hizo mucho calor por la tarde. Los periódicos vespertinos publicaron más detalles de los decretos de emergencia, concisos y emanados del Gobierno. Un titular alarmista destacaba auzdamente entre los demás, subrayado con tinta de un rojo sangriente: «¡Todo se derrumba!» Un periodista nazi recordaba a sus lectores que el día siguiente, catorce de julio, era una fecha de júbilo nacional en Francia; y sin duda –agregaba– este año los franceses se regocijarían con especial fervor ante la perspectiva de la decadencia alemana.


No sé si ha sido con toda la intención o no, pero que justo 80 años después (y dos días) de que empezara a mostrarse en Alemania la crisis con el cierre de un banco, se hayan publicado los resultados de unos exámenes a algunas entidades financieras europeas, tiene su miga.

Créditos:
Extracto del relato Sally Bowles, de Adiós a Berlín, de Christopher Isherwood, según la traducción de Jaime Zulaika, en edición de Argos Vergara, de enero de 1981.
Fotografía de una muchedumbre ante las puertas de la Caja de Ahorros de Berlín, poco después del hundimiento del Darmstäder und Nationalbank, tomada de internet.

lunes, 11 de julio de 2011

Fantasías y ¿fantasiosos?

En 1856, con motivo de la boda de un amigo, se traslada a la ciudad de Amiens, donde conoce a Honorine, una viuda con dos hijas de corta edad. Planea fríamente su matrimonio con Honorine y decide casarse a principios de 1857. A través de su cuñado consigue entrar en el mundo de la Bolsa, haciéndose agente. Al mismo tiempo, una vez instalados en París, sigue trabajando en sus «bagatelas teatrales» y en la cimentación de su gran proyecto: la «novela de la ciencia». Pero su matrimonio resultaría un fracaso. Honorine está más pendiente de las fiestas y reuniones sociales que del «sueño» de Verne. Ese «sueño» consiste en llevar el prodigioso mundo de los descubrimientos técnico-científicos, a los que asiste el escritor en ciernes, a la literatura. Toda una aproximación del hombre a la naturaleza, y viceversa, de la mano de la ciencia. Y a los treinta y cuatro años, al fin, escribe su primera gran novela –Cinco semanas en globo–, contagiado de la fuerte polémica existente entonces en Francia alrededor de la aeerostática. Pero el fracaso sigue tras él, implacable. Verne recorre quince editoriales. «Quince necios», según sus propias palabras. Al fin, merced a su bien amigo Nadar, un fanático de los globos, Julio Verne entra en contacto con Julio Hetzel, editor, que lee el manuscrito, recomendándole que lo corrija y «que haga de aquello una auténtica novela». «¿Sabe que tiene usted talento, joven?», le dijo Hetzel al despedirse. A principios de 1863, a punto de cumplir los treinta y cinco años, Verne conoce el triunfo. La publicación de Cinco semanas en globo es un éxito. Y Verne, eufórico, firma un contrato con Hetzel por veinte años, a razón de tres libros por año. Algún tiempo después, esas tiránicas exigencias del editor son aliviadas y convertidas en dos novelas anuales. El creador del capitán Nemo, de Hatteras y de los hijos del capitán Grant deja su trabajo en la Bolsa y se dedica de lleno a la literatura. En sus cuarenta y dos años de vida literaria, Verne escribiría 65 grandes novelas, bajo el título genérico de Viajes extraordinarios y un sinfín de obras menores. Sus ganancias totales han sido calculadas en unos 60 millones de pesetas. (El editor se embolsaría alrededor de 280 millones…)

Hace mes y medio, Caragüevo nos avisó de una nueva promoción en El Mundo de obras de Julio Verne, lo que permitió a varios de sus lectores (de Caragüevo, digo), engancharse a la misma.

El momento me pilló reubicando la biblioteca, tarea gracias a la cual me encontré con el libro Mis enigmas favoritos, de J.J. Benítez, en edición de Círculo de Lectores de 1994. Y hojeándolo, me encontré con que tenía un capítulo titulado El secreto de Verne, por lo que leí el capítulo.

Las posibles explicaciones a esa genial «intuición», «visión de futuro», «iluminismo» o «anticipación» (podemos etiquetarlo como queramos), sólo podrían ser dos. Primera: en base a su erudición y enciclopédicos conocimientos científicos, Julio Verne llegó a «presentir» el ulterior desarrollo de aquellas máquinas, apenas intuido por la sociedad del siglo XIX. Segunda: además de lo anterior, Verne pudo tener acceso a unas «fuentes» del conocimiento, mucho más depuradas y secretas. Son numerosos los biógrafos y «vernianos» que han empezado a descubrir una lectura iniciática en la obra de Verne. El viaje al centro de la Tierra, El castillo de los Cárpatos, el propio capitán Nemo, etc., contienen –para quien pueda y sepa leerlo– todas las claves de los viajes iniciáticos, de la simbología alquímica, de la trascendencia, en el más puro sentido de la expresión. (…)
Estoy absolutamente convencido. Después de conocer su vida, sus numerosas cartas, su obra y, en especial, después de haber estudiado su magnífica tumba en Amiens, sólo puedo desembocar en una conclusión: Julio Verne fue un iniciado y un iniciador. (…) Es casi seguro que Verne conocía las ocultas doctrinas de los masones, rosacruces, alquimistas y que, incluso, hubiera podido pertenecer a hermandades tan secretas y esotéricas como los «Iluminados de Baviera» o la «Sociedad angélica» (…)
Y volviendo a las explicaciones a su genial «iluminismo», yo me pregunto: si Julio Verne supo o perteneció a los «Iluminados de Baviera», a la «Golden Dawn» (la élite de los rosacruces de aquel momento) o a los «Hermanos del alba dorada», ¿por qué rechazar la hipótesis de un Verne en «contacto» con «entidades espirituales o celestes» y, obviamente, con los altos secretos de tales sectas? Según Samuel Lidell Mathers, la «Golden Dawn» estaba organizada en torno a once grados iniciáticos, bajo la protección y dirección de los llamados «Superiores desconocidos». ¿Quiénes eran esos «Superiores desconocidos»? Aquellos que han investigado o se han interesado por este mundo mágico en el que trabajo desde 1972 saben muy bien la respuesta… Ello sí explicaría satisfactoriamente las asombrosas «anticipaciones» en el tiempo, su secreta lectura y el elevado nivel evolutivo de los pensamientos vernianos. No tengo el menor pudor en afirmar que Julio Gabriel Verne Allotte – aunque, lógicamente, carezco de las pruebas definitivas – pudo haber estado en «contacto» o «comunicación» con seres, fuerzas o entidades extrahumanas, que abrieron su mente a un mundo ajeno a la civilización de entonces. En el mítico y misterioso Verne cabe eso y mucho más… (…)
Verne, defensor de la Tierra hueca, pionero de los ovnis y uno de los primeros ecologistas conocidos, ha sido víctima de la superficialidad de una crítica que no ha sabido leer en profundidad.


Hoy he encargado en el quiosco el volumen (supuestamente repartido para hoy), de De la Tierra a la Luna, y el domingo que viene tendré que hacer lo mismo con Viaje alrededor de la Luna. Cuando los pueda leer, podré opinar con más fundamento, pero ya adelanto que no me parece serio ir a la Luna sólo para encontrarnos con un Transformer alienígena.

Aunque lo insinúe el señor Benítez.

Créditos:
Extractos del capítulo El secreto de Verne, en Mis enigmas favoritos, de J.J. Benítez, y portada del libro, en edición de Círculo de Lectores.
Portada de Cinco semanas en globo, edición de RBA de 2008, ahora distribuida como Colección Julio Verne por El Mundo.
Fotografía de Julio Verne, realizada por su amigo y fotógrafo Nadar (Gaspard-Félix Tournachon), tomada del folleto de la colección de El Mundo.

domingo, 10 de julio de 2011

Asientos… diversos

Hace cerca de un mes, al salir del trabajo y dirigirme hacia el coche, me encontré con esta escena en la calle del polígono: una butaca (bastante destartalada) y un sofá (algo más entero).

Como entonces aún estaban los ‘indignantes’, que dice César Vidal, pensé que tal vez era una gentileza de ellos para quienes confiaran en que llegara la “Democracia Real Ya”; vamos, algo así como “espera sentado”.

El pasado viernes pude hacer esta otra fotografía en el mismo sitio. “Vaya, los muebles han cambiado”, podría pensarse. ¡Pues no! Sencillamente, ¡han evolucionado!

Y lo han hecho tanto morfológica como semánticamente.

Es evidente que han cambiado de forma (o morfología). Para lo que ya hay que fijarse un poco más es en el cambio semántico: se ha pasado de ‘butaca’ y ‘sofá’ (campo semántico de “objetos para sentarse” o algo así) a ‘banco’, pero, incorporando el cambio de morfología, ahora pertenecen al campo “entidades financieras” (donde, por cierto, también hay ‘asientos’).

Y es que ya se nos había anunciado el miércoles en Libre Mercado: no hay banco como un colchón.

Y todo esto ha sucedido antes de que P. hablara de los beneficios de los bancos, ¿o era del de los colchones? ¿Se referiría a los de las acampadas de los ‘indignantes’? Porque los faisanes duermen en un nido, ¿no?

Créditos:
Fotografías tomadas en el mismo lugar, el 17 de junio y el 8 de julio, de este año, del autor.

Historias de la radio (de entonces, claro)


Hace mucho, mucho tiempo, hubo en una emisora de radio un famoso locutor, director o algo así del área de deportes de la cadena radiofónica, que por no sé qué motivos criticó al entonces Ministro de Cultura, competente en el ‘negociado’ de deportes.

Aquellas críticas no fueron recibidas con agrado, conclusión a la que se pudo llegar cuando llegaron las correspondientes quejas a la cadena radiofónica, la cual, además de trasladárselas al locutor, se ve que le hizo alguna indicación que otra en el sentido de rectificar, contemporizar, pastelear, o sinónimos similares.

El locutor reaccionó haciendo uso de una frase hecha del idioma: “aquí no se puede decir ni pío”.

La casual circunstancia de que el Ministro de Cultura en cuestión fuera Pío Cabanillas Gallas, y de que ésta coincidiera, si no recuerdo mal, casi fulminantemente con la salida del locutor antedicho por la puerta grande de la emisora, creo que puede entrar en esas cosas ‘curiosas’ de la historia de los medios de comunicación, ¿no?

Estas últimas semanas, por el contrario, sí que se ha podido decir pío, en otro medio de comunicación, como es Libertad Digital. En esta ocasión, se trata de Pío Moa.

Volví a saber de Pío Moa, en aquel entonces, tras dejar, arrepentido, el terrorismo del GRAPO, gracias a sus artículos periodísticos en ABC. Ahora está en el grupo Libertad Digital; mañana, no lo sé.

El locutor en cuestión, José María García, tuvo que dejar la SER, lo que nos permitió a los oyentes disfrutarlo en Antena 3, de donde volvió a tener que salir, para llegar a COPE, y luego, creo que a Onda Cero.

José María García era conocido como ‘butanito’. Lo más actual que conozco sobre él, en realidad es sobre su apodo: el pasado día 1 de julio subió el precio de la bombona de butano.

Supongo que la cadena de hechos expuesta en toda esta ocurrencia no querrá decir que, aunque se haya podido decir ‘pío’ varias veces en Libertad Digital, si llegare el momento en que no, lo sea por cuestiones económicas,… o de gobierno,… o más gaseosas aún.

No será por música

Hace tres semanas, al hilo de otro tema, traje a colación la caja de compact-dics lanzada por Libertad Digital (casi escribo, Musical), pocos días antes.

Este miércoles se publicaba la buena noticia de que “esRadio, premio al recopilatorio más vendido de una emisora no musical”. De lo cual me alegro, aun no habiéndolo comprado.
La discográfica Warner Music ha premiado este miércoles a esRadio y LD por haberse convertido en el disco recopilatorio más vendido en 2011 de una radio no musical. En total se han vendido más de 2.000 packs, es decir, más de 10.000 discos.

También me alegro por varias cosas:
- aunque en ésta tengo duda, es satisfactorio que el premio lo dé Warner Music, que, si no entendí mal en su momento, es la discográfica con la que se ha producido la caja en cuestión (no he conseguido encontrar la referencia, o ‘las fuentes’ que diría otro, sólo escribo según mis recuerdos)
- es satisfactorio conseguir ser el más vendido entre la inconmensurable cantidad de recopilatorios de radios no musicales. Hago gracia al lector de no incluir la relación de los mismos, amén de que por mi parte, yo ignoro que existan.
- pero sobre todo, me alegro por que dar el premio al “más vendido en 2011”, ¡en julio!, sólo quiere decir que este año ¡por fin! ya se nos ha acabado y tal vez veamos la luz al final del túnel (eso sí, confiemos que la luz no sea un tren que avanza contra nosotros).

Tras todo esto, ahora, quien quiera, puede oír música, de ese recopilatorio, o sólo de la del señor Vidal, o si quiere, que se pase por Spotify.

sábado, 9 de julio de 2011

Quien espera, también debe actuar

Hace cinco años y un día, ya avanzada mañana soleada, mientras estaba yo en la azotea del edificio tendiendo las sábanas y otras prendas de la colada sabatina, atrajo mi atención el ruido de un avión. Se podía identificar perfectamente que era de Alitalia, y que por tanto, en él, siendo el día que era, viajaba S.S. Benedicto XVI.

Los días previos al V Encuentro Mundial de las Familias hubo unos cuantos en Valencia que tuvieron sus minutos de gloria y fama, significándose como contrarios a la visita del Papa, a través del lema Jo no t’espere (que, como todos los lemas, reconozcámoslo, afortunados, admite otros usos y variantes).

Más afortunadamente aún, hubo muchos más que sí se significaron en sus propias casas, incluso, aun siendo vecinos, por ejemplo, y sí esperaron la visita del Papa, y asistieron a los actos en que participó.

Entonces estuve; ahora, en Madrid, aun siendo siempre joven, no podré estar. Sé que el hueco estará bien cubierto.

Créditos:
Detalles de fotografías tomadas durante el V Encuentro Mundial de las Familias, el 8 de julio de 2006, del autor.

miércoles, 6 de julio de 2011

Un cierto temblor

Este pasado lunes se celebró una fiesta nacional, la cual he visto recordada a través de la bandera de la nación en cuestión: la famosa bandera de las barras y las estrellas.

Como todo el mundo sabe, las estrellas representan a los distintos estados que forman parte de Estados Unidos (por eso, con el paso del tiempo, ha ido cambiando en la bandera el número de estrellas), mientras que las 13 barras (entre rojas y blancas), no: representan a las 13 colonias que uniéndose dieron paso a la constitución de los Estados Unidos.

Como en el caso de España, en Estados Unidos la fiesta principal de la Guerra de la Independencia se corresponde con un hecho situado cronológicamente al principio de la guerra, cuyo fin tardaría en llegar (la firma del Tratado de París, ratificando la independencia de Estados Unidos, no fue sino el 3 de septiembre de 1783, cuando el 4 de julio que se celebra, la proclamación de la independencia, es el de 1776.

Una cosa curiosa de la que me he ido dando cuenta en sucesivas oleadas es que las famosas 13 colonias muy bien pudieron haber sido sólo 12, siendo curiosamente Pensilvania, en cuya ciudad de Filadelfia se proclamó precisamente dicha declaración, la que no hubiera existido.

Y podría decirse que existió gracias a que los valores que acabaron cuajando tras ese 4 de julio… tardaron en cuajar. Más o menos, se tiene una sucesión de privilegios, caprichos, deudas e intolerancia… religiosa, claro.

El caso es que la gestión del suelo en las colonias británicas en Norteamérica era algo particular. Por ejemplo, el Duque de York (futuro Jacobo II) era propietario de una enorme extensión de terreno en la zona de los actuales estados de Nueva York, Nueva Jersey y Pensilvania. Del modo que fuera, Carlos II, entonces rey, convenció a quien sería su sucesor de que entregara a William Penn una gran parte de sus terrenos al otro lado del charco, diríamos por aquí, en compensación de la deuda que la Corona había contraído con el Almirante Penn, es decir, el padre de William.

De este modo, tenemos, en 1682, el resultado de los privilegios, caprichos y deudas. ¿Y la intolerancia?

Es conocida la historia de los peregrinos del Mayflower, grupo de puritanos que escaparon de Inglaterra ante la intolerancia religiosa existente. En noviembre de 1620 consiguieron llegar a duras penas a tierra firme, aunque no en Virginia, sino en Massachusetts. Como podemos leer en The Christian Almanac, casi 36 años después, un 19 de octubre de 1656, “Massachussets passed a law prohibiting the further inmigration of Quakers into the Puritan colony”; y la consecuencia fue: “this ultimately led to the establishment of Pennsylvania”.

Y es que los cuáqueros no estaban muy bien vistos entre anglicanos, puritanos y otros grupos protestantes británicos o protoestadounidenses. De no haber sido así, tal vez William Penn no hubiera emigrado a América, no hubiera consolidado Pensilvania, no hubiera fundado Filadelfia, no hubieran sido trece sino doce las colonias, y lo mismo, no existirían los Estados Unidos tal y como los conocemos ahora.

Por cierto, por cierto. Tras la Declaración de Independencia, llegó en 1787 la Constitución (entrando en vigor el 21 de junio de 1788), que en realidad es sólo un protocolo de gobierno de Estados Unidos, y hasta finales de 1791 no llegó la Carta de Derechos (Bill of Rights).

Es decir, 15 años después de la Declaración de Independencia fue cuando entró en vigor la Primera Enmienda a la Constitución, es decir, eso de “Congress shall make no law respecting an establishment of religion, or prohibiting the free exercise thereof”, y otras cosas más.

Aunque hecha la ley, hecha la trampa. El texto decía claramente “Congress”, y claro, los Estados se llamaron a andana. Hasta después de la Guerra Civil (1868) no entró en vigor la Decimocuarta Enmienda que ya dice que “No State…” y tal y tal. Por cierto, este sábado día 9 se cumplirán 143 años de esta Enmienda.

Como puede verse, la historia no es tan corta y simple como a veces nos cuentan. Y en ningún caso, es moco de pavo. Ni siquiera de los invitados a la fiesta del Día de Acción de Gracias.

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Nota: Esta anotación tenía que haber sido publicada el pasdo 4 de julio, claro, pero como hasta ya entrada la madrugada no localicé los últimos datos, se quedó para el día siguiente.
Y como esta noche oyendo La linterna me he enterado del cumpleaños de San Francisco, he cambiado la agenda, y la he dejado para esta otra madrugada.
Y además, ayer pude oír después de mucho tiempo, el editorial de César Vidal, en cuyo inicio, ¡qué casualidad!, nos ha hablado de que en 1688 había cuáqueros afincados en Pensilvania (y que hablaban en inglés, por lo que he deducido). Como él no ha explicado por qué estaban allí, sirvan estas líneas como modesta contribución al lector.
De nada.