lunes, 22 de agosto de 2011

¿(H)echo en falta? Yo, no

El pasado día uno de agosto se cumplieron cuatro años del inicio de las obras del nuevo campo de fútbol (es en lo que se quedó, ni siquiera estadio, más genérico), del Valencia Club de Fútbol (sí, el mismo de las ‘ingeniosas’ campañas publicitarias).

No sé cuánto tiempo lleva la obra en el estado en que puede apreciarse en la fotografía, pero es bastante. En román paladino, las obras están paradas… por falta de dinero.

Pero tampoco parece que suponga un especial problema, o al menos no urge: este año ya veremos cuándo empieza la Liga.

¿Alguien echó en falta el fútbol este pasado fin de semana? Yo, al menos, no.

Aunque tampoco es que estuviera oyendo durante la tarde ((esRadio, pues me dediqué a hacer como que ordenaba el trastero.

Eso sí, este agosto, me parece que alguien ha hecho en falta la programación de la emisora, al menos durante la noche del gran ausente: no sólo han acabando hablando de la JMJ, sino que dedican ¡casi una hora!... ¡a los deportes!

Y encima, según se dice, esta nueva temporada, ¡habrá programa nocturno de deportes, a medianoche!

¡Ah, y sin Javi Pérez Sala!

Esto es… esto es… esDelocos.

Créditos:
Fotografía de las obras del nuevo campo del Valencia CF, tomada hoy, del autor.

Visto al pasar: ¿Aún los hay con tornillos?

Ayer, durante un paseo que di a mediodía por el Barrio de El Carmen de Valencia, me encontré con esta curiosidad: junto a un contendor de la basura, alguien, resultándole ya innecesaria, había dejado, debidamente desmontada, una mesa de comedor.

Se había preocupado de colocarla muy bien dispuesta, y, además, con una nota pegada, en la que, no en la foto, pero sí en directo, se podía leer:
“Mesa comedor. Completa (con tornillos)”

Me quedé con la duda de la naturaleza de la mesa, ya que descarté que se tratara de una auténticamente española, pues en tal caso, ¡ya habría perdido más de un tornillo!

Créditos:
Fotografía de la mesa, de ayer día 21 de agosto de 2011, del autor.

domingo, 21 de agosto de 2011

¿Por qué volvió?


Créditos:
Viñeta de MartínMorales publicada en ABC el lunes 6 de agosto de 2007.

sábado, 20 de agosto de 2011

Cuando en verano, llegó el otoño a la primavera

Con el derrocamiento del presidente Novotny -sustituido en la jefatura del país por el general Svoboda- desapareció el último residuo de la vieja guardia staliniana en Praga. La peligrosa evolución política de Checoslovaquia, dirigida por el grupo neomarxista de Dubcek, se orientaba decididamente hacia una línea de mayor flexibilidad y liberalización en numerosos aspectos, tales como los que apuntaban a la spresión de la censura, promulgación de una ley de asociaciones y establecimiento de un tribunal de garantías constitucionales. Mo era menos significativo el hecho de la revisión de las funciones del partido comunista, a propósito de la cual, José Sabota, uno de sus dirigentes, no tuvo inconveniente en manifestar que «es el Gobierno el que tiene que gobernar, no el Partido, toda vez que éste no representa a todos los ciudadanos». Otros signos de liberalización eran ofrecidos por la crítica de las directrices de la política exterior; por la apertura a la palestra política de los seis partidos que, «de jure», existen en el país; por la mutación de la economía de Estado por otra, basada en la individualización de la responsabilidad empresarial y por la suavización del clima religioso, expresada por las voces que piden el regreso del Cardenal Beran. Ante todos estos acontecimientos y toma de posiciones, la Unión Sovi´detica estimó que no podía permanecer con los brazos cruzados. Ya en la última decena de junio de 1968 las fuerzas militares del Pacto de Varsovia desarrollaron en territorio checoslovaco espectaculares maniobras, como una amenza larvada contra el nuevo espíritu checo. No obstante, a fines de julio, dichos contingentes armados abandonaron el país. Sería por muy poco tiempo. La cauta política soviética aconsejaba la adopción, por el momento, de una postura más flexible hacia el heterodoxo Dubcek. El 29 de julio llegó a reunirse en Cherna una delegación del Politburó de la U.R.S.S. y otra del Presidium checoslovaco, preludio de la «declaración de Bratislava», suscrita el 3-VIII-68, en virtud de la cual se reconocía implícitamente el derecho de Praga a elegir su manera particular de aplicar a las necesidades nacionales los postulados de la ideología comunista. Dubcek, el nuevo delfín, apoyado incluso por los partidos comunistas de Francias e Italia, representados por Rochet y Pajetta, parecía dominar el panorama político de su país.

En efecto.

El día 4 de agosto, coincidiendo con la clausura de la conferencia de Bratislava, el gobierno checoslovaco consigue “la retirada de los últimos soldado soviéticos que estaban estacionados en territorio nacional checo”.

Una semana después, el día 12, llegaba a Checoslovaquia Ulricht, el Presidente de Alemania Oriental, para entrevistarse con Dubcek. Siguiendo una política exterior propia, el día 16 se firmaba un tratado de amistad entre Checoslovaquia y la Rumanía de Ceaucescu., culminándose el día 18, cuando “el jefe del gobierno anuncia que Checoslovaquia está dispuesta a aceptar ayuda económica por parte de Occidente”.

Así llegó el día 20 de agosto de 1968.

Las tropas soviéticas comenzaron a invadir Checoslovaquia, y al día siguiente el país entero se encuentra ya ocupado, y los dirigentes checoslovacos, prisioneros y a buen recaudo.

Doce años antes, los tanques soviéticos acabaron con la revolución húngara. Doce años después de la Primavera de Praga, en Polonia estalló en unos astilleros nuevamente la búsqueda de la libertad.

El telón de acero, que se había hecho físicamente realidad en agosto de 1961, fue objeto de una drástica actuación otro agosto, siete años después, porque no aguantaba.

Ya ni siquiera existe Checoeslovaquia, pero sigue habiendo quienes gustan de la ideología totalitaria que sometió a centenares de millones de personas.

Pues desde estas páginas mantendremos el recuerdo de la Historia, para evitar su olvido o, peor aún, su manipulación.

Créditos:
Textos y fotografía tomados del Informatodo 1969 (anuario correspondiente al año 1968), editado por Selecciones del Reader’s Digest.

Aviso: No siempre el viento se lleva las palabras

Hay otro tema al que aludió Miguel Herrero de Miñón, referido al valor de la palabra para no obrar con rencor, para no reaccionar compulsivamente. «Sí a las palabras, no a las pistolas», se ha dicho en contra de la violencia del terrorismo vasco. Por supuesto, pero también cuidado con las palabras. No es verdad que cualquier cosa puede ser dicha; al menos no puede ser dicha sin consecuencias. Naturalmente, en principio son preferibles las palabras, por duras que sean, a los actos violentos, pero aquéllas pueden llevar a éstos. Las palabras son actos de lenguaje y, como tales, crean realidad, producen consecuencias. El espíritu de la Transición vuelve a ser totalmente necesario en estos momentos. Sin rencor y sin sangre: ése es el objetivo. Las palabras que no argumentan sino insultan; que no son producto honesto del esfuerzo del pensamiento individual, sino mimetismo de lo que se cree en cada momento políticamente correcto; las palabras como arma política para arrojar contra el enemigo -palabras que no responden con argumentos, sino que sólo van a destruir la credibilidad del otro- son altamente peligrosas. El «yo te hago loco», palabras con las que condenaba Pedro I a alguno de sus colaboradores caídos en desgracia –y que acababa, inevitablemente, como tal al serle decretada esta muerte civil por el poder-, tiene a veces su equivalencia en nuestros tiempos. El delirio de omnipotencia, la ambición sin límites unida a una pérdida del sentido de la realidad puede llevar a un juego de palabras que desemboque en nuevas situaciones donde el conflicto ha sustituido a la convivencia.
Y, muy fundamentalmente, las palabras que ocultan y mienten consciente y malévolamente, las palabras que inventan principios que hacen lo malo bueno. Parafraseando y volviendo de nuevo a Agnes Heller, las palabras que son capaces de argumentar sólidamente a favor de máximas -o ideologías- «que destruyen la posibilidad de distinguir entre lo bueno y lo malo»; pues, como señaló Kant, el mal (algo cualitativamente diferente de lo moralmente malo) reside en las máximas malas, no en los deseos ni en la debilidad de carácter. Todo totalitarismo ha sido siempre fundado moralmente en máximas malas, en palabras que hacían y justificaban que «los instintos de odio y envidia fuesen políticamente respetables»; en palabras que eliminan todo sentido de culpa, porque barren con todo escrúpulo de conciencia o remordimiento por la violencia o el daño ejercido sobre otros. Ese virus del mal –no simplemente de lo malo- penetra a través de las palabras que justifican la crueldad y la brutalidad concretas sobre los individuos en función de ideas o metas abstractas, que echan siempre las culpas sobre las víctimas y satanizan a los otros como depositarios del egoísmo y la violencia que anidan en el corazón de los verdugos. Las peligrosas palabras que cierran el mundo, que atemorizan y llaman a la sumisión, que eliminan todo pluralismo.
” (pp.615-616)

Créditos:
Extracto de No siempre lo peor es cierto, de Carmen Iglesias, Capítulo XVI La Transición democrática en España (1975-1978), apartado Palabras y realidad.

Escribir con cartas marcadas

Entró decididamente en la tienda y compró papel de cartas con canto dorado y una pluma fina que no abriera sus patas al apoyarla sobre el papel. (…)
- ¿Puede serirme mientras tanto un vaso de aguardiente que no pase de los nueve peniques y prestarme un tintero?
(…)
Dobló después el papel de un modo muy intrincado y escribió unas señas con letra torpe y apretada: «Para entregar a Mary, doncella en casa de míster Nupkins, magistrado de Ispwich, Suffolk». Una vez que Sam se hubo guardado la carta en el bolsillo, el anciano Weller empezó a plantear los asuntos que le habían hecho llamar a su hijo.
(…)
Estando ya próxima la hora convenida, padre e hijo emprendieron el camino de Brick Lane, durante el cual pasaron por el buzón de correos para que Sam pudiera enviar su carta.
” (pp. 504, 509 y 511)

Como podemos leer en lo extractado, Sam consigue escribir un carta y depositarla en el buzón de correos. Hemos leído cómo se pertrecha de papel y útil de escritura en una tienda, cómo solicita un tintero en una taberna. Sin embargo, no vemos cómo consigue el sobre y el sello de correos.

Por cómo nos narra la escena míster Dickens, casi cabe deducir que no hubo necesidad de sobre: simplemente el papel de cartas fue plegado sobre sí mismo (aunque lo fuera “de un modo muy intrincado”), y escritas las señas sobre el resultado, dada la inmediatez en la exposición de los hechos, una vez, o previamente, asegurados los pliegues de algún modo que no se nos dice.

El problema de cómo consiguió el sello de correos presenta una solución más sencilla.

Si tenemos en cuenta que la novela se empezó a publicar en marzo de 1836, y que narra sucesos acaecidos, éstos en concreto, en febrero de 1827, es fácil de comprobar que, dado el hecho histórico de que fue en 1840 cuando se estableció una reforma del servicio postal inglés por la cual, a través de la creación del sello, era el remitente quien pagaba el servicio y no el destinatario, hubiera resultado asaz difícil incluso para alguien con capacidad de recursos e ingenio como Sam Weller, conseguir un sello para su carta, y más aún, que el cartero en cuyas manos recayera el servicio a prestar, supiera de la novedosa función del pequeño trozo de papel adherido a la carta.

La señora Craddock llamó a Sam durante la mañana que siguió al memorable día.
- Llegó esta carta para usted, míster Weller.
- Sí que es un hecho raro -consideró Sam apoderándose del sobre-; algo muy importante tiene que ser, pues no consigo recordar a ningún amigo o pariente que sea capaz de atreverse a escribirme.
(…)
Sam se movió entre sus dudas como cualquier humano mortal: miró el sello
[¡Pero entonces, ¿qué hay de lo anterior?!], el sobre por uno y uno lado, luego al trasluz, todo ello para terminar abriéndolo simplemente como camino más directo para aclarar aquella intriga.
- Me escriben con papel de canto dorado -observó Sam desplegando la carta-, y lo han sellado con cera
[¡Aaah!] y el mango de una llave.” (pág. 583)

Este invento del sello llegó a España sólo tres años más tarde, aunque necesitó de otros siete más para ser efectivamente implantado. La efemérides nos la recordó Pedro García Luaces el pasado miércoles en las páginas de Libertad Digital, en feliz satisfacción a mi extrañeza y curiosidad tras leer la primera de las escenas transcritas justo la noche anterior.

Créditos:
Extracto de los capítulos XXXIII y XXXVII, de la obra de Charles Dickens Los papeles póstumos del Club Pickwick, según traducción de A. Ferrer, en edición de diciembre de 1973 de Editorial Bruguera, como número 119 de su colección Libro Clásico.
Imagen de un sello español de una serie sobre el Museo Postal y Telegráfico de Madrid, y del matasellos con que fue inutilizado.

Y ahora, ¿dónde los pongo?: Agosto, Historia en rostro



Créditos:
Portadas de las últimas adquisiciones.

viernes, 19 de agosto de 2011

80 días (pero no de vaca-ciones)

- Hay que reconocer, señor Ralph, que ha encontrado una forma muy curiosa de afirmar que la Tierra ha disminuido de tamaño. Así, porque ahora se puede dar la vuelta al mundo en tres meses…
- En ochenta días solo -intervino Phileas Fogg.
- En efecto, señores – añadió John Sullivan-, en ochenta días desde que se ha abierto la sección del Great Indian Peninsular Railway, entre Rothal y Allahabad; y he aquí el cálculo establecido por el
Morning Chronicle:
(…)
De Bombay a Calcuta, por ferrocarril …………. 3 días.
(…) Total ……………………………………….. 80 días.


Esta ocurrencia del periódico desencadenó, como sabemos, un viaje realmente increíble, por momentos, flemático, en ocasiones, frenético, a veces, traumático, nunca, apático.

Veintitrés días después, ni la niebla londinense pudo impedir que el tal Fogg se encontrara ya en Calcuta, procedente de Benarés:
A partir de Benarés, la vía férrea sigue, en parte, el valle del Ganges. A través de las ventanillas del vagón, y con un tiempo bastante claro, se contemplaba el variado paisaje del Behar, después las montañas cubiertas de verdor, los campos de cebada, maíz y trigo, ríos y estanques poblados de caimanes verdosos, pueblos bien cuidados y bosques todavía verdes. Algunos elefantes y cebúes de gruesa giba iban a bañarse a las aguas del río sagrado, y también, pese a lo avanzado de la estación y a la fría temperatura, bandadas de hindúes de ambos sexos, que cumplían piadosamente sus santas abluciones.

Sí, la India ya no era lo que era:
Actualmente, la Compañía [de Indias] ya no existe, y las posesiones inglesas de la India dependen directamente de la Corona.
Por eso, el aspecto, las costumbres y las divisiones etnográficas de la península tienen que modificarse. Antaño, se viajaba por medio de todos los antiguos sistemas de transporte, a pie, a caballo, en carro, en carretilla, en palanquín, montado sobre otra persona, en
coach [diligencia], etc. Actualmente, los steamboats [barcos de vapor] recorren el Indo y el Ganges a grandes velocidades, y un ferrocarril, que atraviesa la India en toda su anchura y ramificándose durante su recorrido, pone Bombay a tan solo tres días de distancia de Calcuta.
El trazado del ferrocarril no sigue una línea recta a través de la India. La distancia, a vuelo de pájaro, no es más que de mil a mil cien millas, y los trenes, con que estuviesen animados únicamente de una velocidad media, no tardarían tres días en recorrerla; pero esa distancia se ve aumentada, por lo menos en un tercio, a causa de la curva que describe el ferrocarril al subir haasta Allahabad, en el norte de la península.
He aquí, a grandes rasgos, el trazado del Great Indian Peninsular Raiway: partiendo de la isla de Bombay, atraviesa Salcette, salta al continente frente a Tannah, franquea la cadena de los Ghates Occidentales, corre por el Noroeste hasta Burhampur, atraviesa el territorio casi independiente del Bundelkund, sube hasta Allahabad, se desvía hacia el Este, encuentra el Ganges en Benarés, se desvía ligeramente y, descendiendo hacia el Sudeste por Burdivan y la ciudad francesa de Chandernagor, acaba su recorrido en Calcuta.


Estas loas al ferrocarril británico en la India no es patrimonio exclusivo de Julio Verne, pues, por ejemplo, con fecha del pasado día 17, en su columna en La Razón también hacía César Vidal alabanza del ferrocarril, las carreteras, la educación, y todo lo británicamente buena que es la India.

A las ocho de la mañana, y quince millas antes de la estación de Rothal, el tren se paró en medio de un amplio calvero rodeado de algunos bungalós y de cabañas de obreros. El revisor del tren pasó por delante de la fila de vagones anunciando:
- Los viajeros se apean aquí.
Phíleas Fogg miró a Sir Francis Cromarty, quien pareció no entender nada de lo que ocurría con aquella parada en medio de tamarindos.
Passepartout, no menos sorprendido, bajó a la vía y regresó, casi al instante, gritando:
- ¡Señor! ¡Se acabó la vía férrea!
- ¿Qué quiere usted decir? -preguntó sir Francis Cromarty.
- Quiero decir que el tren no continúa.
El brigadier se apeó inmediantamente del vagón. Phileas Fogg lo siguió sin apresurarse. Ambos se dirigieron al revisor.
- ¿Dónde estamos? -preguntó sir Francis Cromarty.
- En la aldea de Kholby –respondió el revisor.
- ¿Nos paramos aquí?
- Sin duda. La vía está sin acabar.
- ¿Cómo? ¿Qué no está acabada?
- No. Queda por establecer el tendido en un recorrido de unas cincuenta millas, entre este punto y Allahabad, donde continúa la vía.
- Sin embargo, los periódicos han anunciado la total apertura del ferrocarril.
- ¿Qué quiere, mi oficial? Los periódicos se han equivocado.


En resumen, Julio Verne (aunque no hace mención literalmente, a “las vacas sagradas en la India”), también nos prevenía: no hay que creerse todo lo que uno lee en los periódicos.

Créditos:
Fotografía mostrando el índice de ocupación de un tren en la India, tomada de internet.
Extractos de La vuelta al mundo en ochenta días, de Julio Verne, según traducción de Javier Torrente Malvido, en edición de Anaya de octubre de 2005.
Ilustración de Pablo Torrecilla, sobre el episodio de la continuación del “viaje en ferrocarril”, aunque a lomos de elefante, tomada de la antedicha edición de la novela.

jueves, 18 de agosto de 2011

Quien busca, encuentra

Determinó otra obra piadosisima con su madre Santa Elena. Aunque esta Santa era yá por entonces de mucha edad, pues pasaba de setenta años, se animò à ir á la Ciudad Santa de Jerusalèn, con deseo de hallar la Cruz en que nuestro Redentor Jesu Christo padeció muerte por salvar à todo el genero Humano, obligados madre, è hijo à las grandes victorias, que con la señal de ella havian alcanzado en su Imperio.
Pusieronse en camino, fervorosos de encontrar tan precioso thesoro, y confiados en que Dios les havia de favorecer, y ayudar al hallazgo de tan rica prenda. Hallaronla en fin, porque llegando à Jerusalèn, inquirieron el lugar, y sitio del Calvario, donde fue crucificado Jesu-Christo con los dos Ladrones. Mandaron cabar en aquel Monte, y encontraron todas tres Cruces, la de Christo, la de San Dimas, y la del mal Ladron el dia tres de Mayo, que fue quando gozaron de esta buena suerte, y nuestra Madre la Iglesia celebra su fiesta desde entonces debaxo de la vocacion de la
Invencion de la Santa Cruz. Encontradas las Cruces se vieron en un mar de dudas, no pudiendo discernir la que era de nuestro Redentor, hasta que un prodigioso milagro desatò todas las dudas, que fue de la manera que dirè.
Estando todos en la confusion sobredicha, y no pudiendo determinarse à elegir la Santisima Cruz de Christo, el Santo Obispo de Jerusalèn hizo traher alli una muger muy enferma, y en sumo peligro: mandò, que fuesen aplicandola todas tres Cruces: al toque de las de los dos Ladrones no hubo novedad en la doliente, pero al contacto de la de Christo luego quedò sana la enferma, y como si no huviera tenido mal alguno: con que se certificaron que aquella era la Santisima Cruz, donde nuestro Salvador fue crucificado. No pasò mucho tiempo despues de esta maravilla en que murió Santa Elena, haviendo visitado todos los Santos Lugares, y fundado en ellos muchisimos, y magnificos Templos, y hoy existen algunos.


Créditos:
Portada y extracto de Historia verdadera del Emperador Constantino el Magno: Aparicion, e Invencion de la Ssma. Cruz de Christo, y virtudes de Santa Elena, redactada según diversas fuentes por Hilario Santos Alonso, y publicada en Madrid en 1767 (según edición facsimilar editada por París-Valencia en 2002).

Un discurso y varias lecturas ¿completas?

Hace ya rato, mientras cenaba en la cocina, estaba oyendo en COPE comentarios sobre la repercusión en la prensa del discurso de S.S. Benedicto XVI esta tarde en Cibeles. He oído sólo una parte, aunque lo suficiente como para intrigarme, y venirme a internet para hacer un muestreo. El resultado, por orden alfabético del medio, es el siguiente abanico de titulares:

ABC:
Benedicto XVI: «Aprovechad estos días para conocer mejor a Cristo»

COPE:
Benedicto XVI: "Rezad para que el mensaje de Cristo tenga eco en el corazón de los que no creen"

La Gaceta:
El Papa pide a los jóvenes rezar para que el mensaje de Cristo llegue a los no creyentes o alejados de la Iglesia

Libertad Digital:
El Papa censura a los que "se creen dioses" y deciden quién puede vivir

El Mundo:
El Papa arremete contra los ateos 'que se creen dioses'

La Razón:
«Que esta esperanza llegue a los no creyentes y a los alejados de la Iglesia»

Y hasta aquí puedo escribir porque otros medios de comunicación no pienso enlazar.

Siempre se ha dicho que los titulares de las noticias muestran mejor que otros aspectos, el carácter del medio de comunicación.

Estos ejemplos creo que una cierta idea sí dan y, al menos, inducen una reflexión.

¿La mía?
Unos destacan las intenciones positivas (pro-activas dirían los cursis modernos), y otros, la reprobación. Esto es normal, cada uno enfatiza un aspecto distinto de un discurso que es único. No me extraña quiénes titulan ‘en positivo’; y, de un tiempo a esta parte, tampoco me extraña quiénes son los dos que remarcan ‘en clave’ de enfrentamiento.

Al igual que el mensaje de Jesucristo no puede resumirse en las referencias a los condenados en el Juicio Final, creo que este discurso de hoy tampoco puede ‘titularse’ con la arremetida o censura a “los no creyentes y a los alejados de la Iglesia”. Por mucho que, como los avisos sobre las posibles condenas en el Juicio Final, deban formar parte del mensaje.

Porque lo importante del mensaje es la esperanza.

Y tal vez, lo que pasa es que quien no la ve, es porque carece de ella.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Buscar… en el margen

Hoy Google nos ha recordado un aniversario, el del nacimiento de Pierre de Fermat. Y lo ha hecho con un doodle cuya imagen es el conocido como Último Teorema de Fermat, y una referencia a su famosísima e intrigante ‘nota al margen’: “He descubierto una demostración verdaderamente maravillosa para este teorema pero este doodle es demasiado pequeño para contenerla”.

El teorema en cuestión viene a decir que la expresión también conocida del Teorema de Pitágoras (y que ahorro de exponer), es la única que admite bases de potencia enteras (el equivalente a los lados del triángulo rectángulo), no existiendo para potencias superiores al cuadrado.

Sobre la demostración, finalmente conseguida, ya comenté aquí hace justo dos años, además de intentos (realmente erróneos) en anotaciones anteriores.

Resuelto el misterio (de que el teorema es cierto), nos queda el otro misterio: ¿cuál fue la “demostración verdaderamente maravillosa” que encontró Fermat?

Y es que, con independencia de la exactitud matemática, algo de cuya existencia sólo sabemos que es verdaderamente maravillosa, uniendo la maravilla con la verdad, ¡qué poco se nos prodiga!

(Ni siquiera en España, pues aunque estemos hasta la n-ésima potencia de…, ya tampoco estamos, lo que se dice, enteros -y margen, margen, tampoco nos queda mucho)

Créditos:
Imagen del doodle del día de hoy, en recuerdo de 410º aniversario del nacimiento de Pierre de Fermat.

martes, 16 de agosto de 2011

¿Publicidad, propaganda, o anuncio?

Hoy he recorrido bastantes calles de Valencia, llamándome la atención la cantidad de publicidad en los soportes concedidos por el Ayuntamiento al efecto (paradas de autobús, postes publicitarios,…), sobre un determinado tema. Adelanto que ignoro desde cuándo existe esta campaña, pero mucho me equivoco, o es de este mismo mes de agosto.

Hay dos lemas: “crisis humanitaria” y “emergencia nutricional”. El primero, se refiere a Somalia; el segundo, más genérico, al Cuerno de África.

Hace casi un mes traje a estas páginas la tragedia de Somalia, mostrando cómo quien la estaba denunciando era la Iglesia Católica. Parece que ahora, por fin, se han ido enterando diversas organizaciones, y han lanzado esta campaña. Yo he visto los carteles de tres de ellas: la misma ONU y UNICEF, y Médicos sin Fronteras.

Este fin de semana se ha publicado que precisamente Médicos sin Fronteras confirmaba la gravedad de la situación, cosa ya conocida, como digo, por las denuncias de la Iglesia Católica, y, por ejemplo, un informe de Cáritas de principio de agosto.

Por eso me ha llamado la atención el ‘interés’ por Somalia, cuando el problema viene de antiguo. Por eso mi extrañeza y mi duda sobre si se trata de publicidad o propaganda.

O, incluso, de un anuncio, como sospecha Monseñor Giorgio Bertin, Obispo de Djibouti y Administrador Apostólico de Mogadiscio.

Tal vez esta anotación resulte en exceso políticamente incorrecta, pero, la verdad, apenas ha habido hoy calle por la que haya transitado que no tuviera su cartel, y en ocasiones, incluso dos juntos.

Y aunque esto es lo que tendría que ser normal, desde luego no es habitual. Y dicen que las coincidencias no existen.

Nota:
Por cierto, ¿quién ha sido el genio que ha calificado la crisis como ‘humanitaria’ con total desprecio al diccionario?

Fe de errores:
Me he dado cuenta esta mañana de que en el cartel no pone 'crisis' sino 'catástrofe'.
De hecho, estrictamente hablando, sí tiene sentido una 'crisis humanitaria', ya que al fin y al cabo, una crisis es un cambio brusco, sin otro prejuicio. Pero para arreglarlo, la palabra que se usa es 'catástrofe', sobre lo que ya no queda duda.
¡Ah! Y este cartel no es de la ONU, aunque casi: es de ACNUR

viernes, 12 de agosto de 2011

División, sí, pero no divididos

A finales del pasado mes de julio me enteré de la publicación en La Razón de un artículo de César Vidal Manzanares sobre la División Azul, oficialmente División Española de Voluntarios, identificada con el número 250 una vez integrada en la estructura militar en el frente ruso, durante la II Guerra Mundial.

La primera vez que leí algo de la División Azul fue (aparte de breves reseñas en una obra sobre la II Guerra Mundial de la biblioteca paterna -obra de la que sólo recuerdo una fotografía en la que se veía un divisionario y un cartel anunciando una corrida de toros no sé dónde-), en la novela de Tomás Salvador titulada División 250, de la que, para compensar, no recuerdo nada. Dicha novela también formaba parte de la biblioteca paterna, en una edición de Círculo de Lectores que, según he comprobado, cumple ahora cuarenta años. Precisamente así, División 250, es como se titula el artículo antedicho.

El artículo no es que diga gran cosa sobre la División Azul, y su interés está más en que sirve como excusa para seguir ‘a lo suyo’:
Como tantos episodios de la Historia de España, éste ha sido objeto del ennegrecimiento, del blanqueo y del olvido. (…) Para los partidarios del blanqueo –¡hay algún sandio que incluso se empeña en decir que los cuarenta fueron una buena década!– los divisionarios no tenían nada que ver con el III Reich y casi, casi marcharon a combatir a Rusia en solitario y empeñados únicamente en acabar con Stalin.
(…)
Franco –que, a la sazón, insistía en que su estado era totalitario, digan lo que digan sus apologistas actuales–


Poco después, Pío Moa publicaba una anotación sobre la División Azul en Presente y Pasado, su blog alojado entre los ‘oficiales’ de Libertad Digital. Dicha anotación recoge un “texto leído en las Jornadas de historia sobre la División Azul, del 24 de junio pasado”, lógicamente, muy diferente al artículo anterior, al que no hace, por otro lado, ninguna referencia.

El caso es que el tema hizo que recordara que tenía pendiente de conseguir el primer volumen de Fernando Vadillo sobre la División Azul. Lo rebusqué entre lo que tenía apuntado en iberlibro, lo pedí, y esta mañana lo he recogido en Correos.

Por los años 60 se desarrolló en España un sentimiento de abierta simpatía hacia el comunismo en ciertos medios universitarios, clericales e intelectuales, que chocaba con un anticomunismo anterior muy extendido.
(…)
Es decir, desde los que podemos llamar sentimientos ideológicos desarrollados en y desde los años 60, se hace difícil la comprensión del espíritu que llevó a la División Azul.


En relación con estas expresiones de Pío Moa, llama la atención, precisamente, que el referido libro, Orillas del Voljov, se publicara en 1967, es decir, cuando más arraigo podía tener justo lo contrario de lo que transmite el libro.

«2 de agosto. Hoy han empezado a entregarnos el armamento. He recibido carta de mi hermana Maruja. Me dice que nuestra madre está más tranquila y me pregunta si puede mandarme algún paquete con ropa y alimentos. ¿Para qué? Aquí estamos bien alimentados, y fardamos como generales…»
«12 de agosto. En las oficinas de las Compañías nos han abonado los haberes. Por cada día en retaguardia nos pagan un marco. Y nos dicen que en el frente nos abonarán el doble, y que la misma cantidad les será remitida a nuestras familias…»


En estas fechas se cumplen exactamente 70 años de la incorporación de la División Azul a la Campaña de Rusia, durante la II Guerra Mundial.

No eran nazis, pero sí sentían una simpatía innegable por un Reich que estaba humillando a naciones democráticas como Francia o Gran Bretaña y golpeando ahora a la URSS.

En lo que he podido hojear del principio del libro, tengo que decir que esta afirmación del señor Vidal Manzanares no se sostiene, o al menos, no con las intenciones (‘a lo suyo’) con las que la dice: todas las referencias y explicaciones son única y exclusivamente sobre el comunismo, y la lucha contra él (de hecho, el Libro Primero de la novela se titula Rusia es culpable); ninguna mención a ningún otro país ni a la democracia como objetivo contra el que luchar.

En lo que sí estoy de acuerdo del artículo del señor Vidal Manzanares (tal vez lo único) es su frase final.
Descansen todos ellos en paz.

Amén.

Créditos:
Portada, y extracto del Capítulo II Auf Wiedersehen, Grafenwöhr, de la obra de Fernando Vadillo Orillas del Voljov, tomados de su primera edición (octubre de 1967), publicada por Ediciones Marte.

Post-humour

»Que se declara constituida, por lo tanto, la Sociedad Correspondiente del Club Pickwick, reconociéndose y nombrándose como componentes de la misma a los señores Samuel Pickwick, Esq., P G, M C P; Tracy Tupman, Esq., M C P; August Snodgrass, Esq., M C P, y Nathaniel Winkle, Esq., M C P, de quienes se solicita rindan regular memoria al Club Pickwick, radicado en Londres, sobre el curso y resultado de sus investigaciones relativas a individuos y costumbres, así como del desarrollo de sus aventuras, mediante detallados informes de sus viajes y experiencias sobre los hábitos de la vida local, individual y colectiva, incluyendo minuciosa reseña de todos los hechos y descubrimientos.

Como podemos ver, el hecho de realizar estudios sobre las más extrañas, extravagantes, incluso extemporáneas, naturalezas y ramas del saber no es algo propio sólo de esta época del bienestar.

»Que se complace esta Asociación en establecer la premisa de que cada uno de los componentes de la Sociedad Correspondiente sufrague particularmente los gastos de sus desplazamientos, otorgándoles plena libertad para ampliar, en tales condiciones, todo cuanto estimen necesario la duración y ámbito de sus estudios y viajes.
»Que se notifica y considera impuestos de ello a los componentes de la Sociedad Correspondiente, que su oferta de correr personalemnte con todos los gastos de estancias y desplazamientos ha sido sometida a estudio por la Asociación, y que ésta la considera concordante con el alto espíritu que la inspira, declarando su total adhesión a la misma.»


Más bien parece propio de esta época del bienestar la forma de sufragar los gastos.

Créditos:
Extracto del Capítulo Primero Los pickwickianos, de la obra de Charles Dickens Los papeles póstumos del Club Pickwick, según traducción de A. Ferrer, en edición de diciembre de 1973 de Editorial Bruguera, como número 119 de su colección Libro Clásico.

La enseñanza, ¿parada?

Hace poco más de un año traía a estas páginas una breve excursión por el mundo de las históricas colecciones de libros en rústica. Entre ellas, mencionaba Libro Clásico, de Bruguera, cuyo propósito, decía, era “poner «al alcance de todo lector de lengua castellana las grandes obras de la literatura universal, los autores eternos, los modelos que no han perdido ni perderán vigencia»”.

Una característica de esta colección era que contaba con una especie de Consejo de Redacción, o colaboradores, más en general, para la preparación de las ediciones, estudios preliminares, y todo lo que pudiera mejorar la edición de la obra clásica de que se tratara. Una cosa curiosa, vista cuarenta años después, es la relación de dichos colaboradores.

Existe al principio de uno de los libros de la colección una relación de los mismos, siendo 25 en total, incluyendo la persona que dirige la publicación de la colección, y la persona que desempeña la Secretaría de Redacción.

De esas 25 personas, 10 son profesores de Universidad, y de ellos, 3 son, además, profesores de Institutos Nacionales de Bachillerato, o de Enseñanza Media, que se decía entonces. Hay otros cuatro licenciados o escritores, sin vinculación con la docencia.

Los once restantes, también docentes, formaban parte del cuerpo de profesores (Catedráticos o no) de los referidos Institutos Nacionales de Enseñanza Media. Es decir, que de veinticinco, catorce estaban en la docencia de la entonces Enseñanza Media en España (los Institutos eran ‘Nacionales’).

Tal vez sea ésta una forma de ver cómo los antiguos INEM han acabado en el actual INEM.

Créditos:
Contraportada de un ejemplar de la colección Libro Clásico, de la entonces Editorial Bruguera.

domingo, 7 de agosto de 2011

Aunque iba descalzo

Hoy, ¡por fin!, el sobrino mío al que le gustan las películas del oeste, ha visto Murieron con las botas puestas. El problema para no haberlo hecho antes: es en blanco y negro. Pero nos ha ofrecido las que tenía a mano para que eligiéramos, y ha cumplido su palabra respetando nuestra elección.

Así que, en homenaje a mi sobrino por cumplir su palabra, aquí está el enlace (ya que no se permite la inserción), a la escena de la película donde se hace oficial Garry Owen, como canción del Séptimo de Caballería.

sábado, 6 de agosto de 2011

Traduttore, traditore

En el proceso de reordenación de la biblioteca me he encontrado con que tengo dos ejemplares de Rob Roy, la novela de Walter Scott.

El primero de ellos se corresponde con una edición de kiosco, de Ediciones Forum, distribuida por RBA, de febrero de 1986. La edición toma una “traducción cedida por Editorial Planeta”, y comienza así:
Me ha pedido usted, mi querido amigo, que dedique una parte de los ocios con que la Providencia ha bendecido los últimos años de mi vida, a consignar, por escrito, los azares y dificultades por que hube de pasar en el principio de ella.

El segundo de ellos se corresponde con una edición “especial para Las Provincias”, periódico de Valencia, junto con el que debía “comercializarse conjunta e inseparablemente”. Los derechos de edición son de RBA, del verano de 1995. La edición también toma una “traducción cedida por Editorial Planeta”, y comienza así:
Habéisme rogado, mi querido Tresham, que dedique una parte de los ocios con que la Providencia ha bendecido el término de mi carrera, a consignar, por escrito, las pruebas y vicisitudes que señalaron el principio de ella.

No sé exactamente que escribiría Walter Scott, intrigándome, más que el uso de unas palabras u otras, el hecho de que en una traducción se dirija el narrador a un amigo anónimo, y en la otra, dicho amigo ya tenga nombre. Lo curioso es que las dos traducciones las firma Hipólito García.

Si esto es intrigante, qué decir de este otro caso (con el que me he encontrado ya que se trata de uno de los deberes de verano de mi hija), en el que ni siquiera se necesita traducción, sólo adaptación resumida de Las minas del rey Salomón, es decir, King Solomon’s Mines, de H. Rider Haggard.

Un caso es una edición de Burlington Books para un nivel de 3º de ESO, y adaptación de Jenny Edwards, de 2000; y el otro, una edición de la Collins English Library para un nivel 4 (unas 1.500 palabras), y adaptación de Lewis Jones de 1977.



Cuando el pequeño grupo guiado por Allan Quatermain se encuentra con un grupo de guerreros Kukuanas, el jefe del grupo se llama Enkados, en la primera adaptación, y en la segunda, Infadoos.

Tampoco he leído el original de Henry Rider Haggard, pero resulta más intrigante este caso de cambio de nombre, ¡manteniendo el idioma original!

En todo caso, se trata de las clásicas novelas de aventuras de toda la vida. O sea, que hay que leerlas, con un texto o con otro, ¿no?

Créditos:
Portadas de los libros en cuestión.

En-volver a Sol

Estos días ha estado la cosa ‘entretenida’ en lo que respecta a los indignantes, tanto perroflautas como Gobierno.

Tras decidir prohibir el acceso a Sol, tanto a esta chusma, como a la gente cuyo mayor pecado es pagar los impuestos (transeúntes, vecinos, comerciantes -a los que incluso se les ha obligado a cerrar los negocios… ¡por la Policía!-), ayer decidieron que (casi) todo vale, y que podían volver a Sol.

Y al evidente y cierto grito de «¡Es una victoria!», a fe que lo han hecho. La pena es que se ha dejado escapar una buena oportunidad… para el conjunto de españoles decentes, claro.

El caso es que según he podido leer, esta chusma, para evitar tener problemas con la Policía (¡éstos no saben lo que es tener problemas con la Policía de un país democrático y con Estado de Derecho!), han preparado un Protocolo:
El protocolo consiste en crear una primera hilera de personas que de pie, "manteniendo la calma" y agarradas entre sí por los brazos creen un bloque para resistir el empuje de la carga.
En la segunda y tercera fila, los manifestantes se colocarán en la misma postura sujetando a las personas que se encuentran en la primera fila por la cintura.


¿Y qué más queríamos? ¿Qué mejor oportunidad?

El perímetro de la chusma, ella misma nos lo marca, y además, bien afirmado. Por tanto:
- cójase, si no papel de regalo, sí suficientes redes de cerramiento de obra, por ejemplo, verde que es lo que les gusta.
- provéase de cuerdas o maromas de la longitud necesaria para dar un buen puñado de vueltas al perímetro.
- localícese un buen patriota y rápido, como el Capitán América.
- el susodicho, a toda velocidad, dará las vueltas necesarias para conseguir tener a toda la chusma envuelta con la red, acordada y anudada.
- se puede completar con redes de pesca, debidamente lanzadas sobre la chusma, para dificultarles los movimientos.
- asimismo, se puede tener consideración con la estética, y cabe adornarlo con un gran lazo rojo (color que también les agrada).
- una vez se encuentren un buen rato al Sol que tanto les entusiasma, sudados, hambrientos, sedientos e incluso meados itself, transpórteseles en helicóptero hasta la puerta del Palacio de la Moncloa, y deposíteseles allí.

Los vecinos, transeúntes y comerciantes, eso sí, no podrán aplaudir, porque de hacerlo, serán multados por infringir la Ordenanza Municipal de Ruido.

Créditos:
Imagen tomada de internet.

¡Pobre Manolito!

Esta madrugada, Alawen ha tenido a bien comentar una de mis anotaciones de la siguiente manera:
Recordando a Manolito, uno de los amigos de Mafalda: 'oigo hablar de Ronald Reagan y se me llena el patriotismo de envidia'...

El problema es… que es muy real, quiero decir, la vinculación entre Manolito y el patriotismo español.

Lo ilustraré con esta tira muy a tono con las fechas estivales en que nos encontramos.

En resumen, Manolito (el patriota, y cuyo padre, además, es español), está… en la pileta.

Nota:
Gracias, Alawen, por actuar de musa inspiradora.

Créditos:
Tira de Mafalda, tomada de Todo Mafalda, recopilatorio editado por Lumen en 1992.

viernes, 5 de agosto de 2011

¡Ay, tú, vaquero!


Él comprendió el problema y tenía una característica que no he encontrado en otros presidentes americanos: éstos buscaban como ministros hombres menos inteligentes que ellos; Reagan no, buscaba a los más inteligentes y seguía sus consejos. Dio a nuestro país, en un momento crucial no sólo de nuestra historia, un liderazgo que no he visto nunca en otro presidente.

Créditos:
Fotografía del ‘gabinete de crisis’ tomada de Libertad Digital.
Extracto del artículo El decisivo papel de Ronald Reagan y su «Guerra de las Galaxias», de Vernon A. Walters, publicado en ABC el 9 de noviembre de 1999, con motivo de celebrarse los diez años de la caída del Muro de Berlín.

jueves, 4 de agosto de 2011

Cuestión de eficiencia

Se trata, pues, de hacer caso a don Antonio Mingote:


Ya está. Ya he acabado.

Créditos:
Dibujo de Antonio Mingote en ABC, el 10 de julio de 2011.

Un detalle del detalle

Aunque reseñada en su día, desde hace un tiempo se está reivindicando a la denominada Escuela de Salamanca como cuna del liberalismo económico, allá por los siglos XVI y XVII.

Toma su nombre de la Universidad de Salamanca (la que con buen criterio, no prestaba lo que la naturaleza no daba), y forman parte de ella varios de los profesores que entonces tenían allí silla para enseñar (o sea, cátedra). Parte de su historia está narrada en la ponencia que presentó Rafael Termes en una Conferencia celebrada por el Acton Institute en junio de 2005:
Son muchos los maestros salmantinos que merecerían ser citados, pero, en aras a la brevedad, bastará señalar, en primer lugar, a Francisco de Vitoria (1483-1546), el fundador de la escuela, Domingo de Soto (1494-1570), Martín de Azpilcueta (1493-1586), Tomás de Mercado (1500-1575), Domingo Bañez (1528-1604), Luis de Molina (1535-1601), Juan de Mariana (1536-1624) y Francisco Suárez (1548-1617) que es, sin duda, la última gran figura de esta escuela.

Como puede verse, entre los miembros de la Escuela figura Juan de Mariana, de quien toma nombre el así denominado Instituto español (lo que anglicismamente diríamos un think-tank), de manifestadas raíces liberales.

Liberales, aunque no necesariamente cristianas, ya que una cosa que se suele obviar es que los integrantes de la Escuela de Salamanca eran no sólo religiosos, sino religiosos cristianos católicos, que aplicaban los principios y desarrollos de la escolástica católica, en comunión con la doctrina de la Iglesia, además de en los campos de la moral y ética, también en el de la economía. De hecho, como puede observarse en el retrato, el padre Francisco de Vitoria era de la Orden de Predicadores, o sea, dominico.

Estos días he traído a estas páginas dos referencias al año 1959 español: la segunda, la apertura cuasi-liberal de la economía, y la primera, al hilo del humor, una cuestión de fuentes de documentación, en relación con al visita que hizo el Presidente Eisenhower a España en diciembre de ese año.

En la reseña enlazada que sobre dicha visita figura en ((esRadio, se incluye:
Como curiosisas (sic, entiendo que es curiosidad), César Vidal ha apuntado que el presidente norteamericano regaló a Franco "una copa de cristal de roca con el sello de la presidencia y una polaroid de instantáneas que no había salido aún al mercado".

La primera impresión que queda al leer esto es la de una crítica al posible gusto hortera o de nuevo rico de Franco, ante la oportunidad de tener cosas nuevas (gadgets, dirían ahora). La segunda impresión es: ¿y Franco no regaló nada?

Pues sí, Franco sí regaló, bueno, España regaló a los Estados Unidos en la figura de su Presidente, se entiende.

Y resulta fácil de saberlo, en esta época actual, yendo a las fuentes, o al menos, a una fuente, gracias al esfuerzo de escanear todos sus fondos que ha hecho ABC. Pues es en su ejemplar del día 23 de diciembre de 1959 donde se puede ver una foto de los regalos (obra de T. Naranjo o de Sanz Bermejo; no se especifica), en la que destaca, y es objeto de mención en el pie de foto, el retrato del padre Francisco de Vitoria, óleo de Daniel Vázquez Díaz.

En la primera de tipografía (que se decía antes, conforme estaba estructurado el periódico), hay un recuadro para los regalos:
El Caudillo obsequia con un lienzo de Vázquez Díaz al Presidente.
Se trata de un retrato del P. Vitoria.
(…)
[Vázquez Díaz], en este retrato del P. Vitoria, imagen del teólogo y del jurista, completa la versión plástica de la acción de los españoles en América, la acción de la espada y la acción del pensamiento.
La obra (…) es también, aparte de sus altas calidades artísticas, como una evocación de aquel otro mensaje de paz que el mundo recibió hace cuatro siglos, con voz española, desde la cátedra ejemplar de una Universidad de España.


Sí, tal vez no fuera el mejor momento para hablar del liberalismo del Padre Vitoria; o tal vez fuera un mensaje entre líneas de lo que era el germen del Plan de Estabilización; o tal vez fuera casualidad; o tal vez fuera un gol que le colaron a Franco.

Lo que no sé es a qué se pudo deber la ausencia de toda referencia a los regalos de Franco a Eisenhower, salvo que alguien recordara en el último momento, las palabras de Rafael Termes en su ponencia:
El breve repaso que hemos hecho del pensamiento económico de los maestros salmantinos, al margen de su interés para evaluar la moralidad de la economía de mercado, aporta una refutación empírica a la teoría de Max Weber en cuanto al papel del protestantismo en la génesis del capitalismo.

Nota:
Precisamente ayer estuve a punto de comprar el libro de Weber, pero como sé que no estoy de humor para leerlo en breve, lo dejé para mejor ocasión. Contra la diligencia, la pereza, que diría alguien.

Créditos:
Retrato del Padre Francisco de Vitoria, de Daniel Vázquez Díaz, tomado de internet.
Imagen de la fotografía de los regalos a Eisenhower, y extracto d ela noticia correspondiente, tomados del ejemplar de ABC del 23 de diciembre de 1959, disponibles en la hemeroteca de internet del periódico.

miércoles, 3 de agosto de 2011

No me río del olvido

[8 – Invasión de la Península por Tariq]
(…)
Él
[Tariq] entonces fue a Ceuta y pasó en dos barcos de él (de Yulyan) en dirección a una montaña y fondeó cerca de ella. Se la denominó, con su nombre, Montaña de Tariq (Yabal Tariq > Gibraltar) hasta ahora. Y eso aconteció en el año 92 de la hégira (710/711).
(Tariq) encontró algunos cristianos apostados en un lugar bajo [de la costa] en el que había decidido el desembarco a tierra firme, pero ellos se lo impidieron. Él, entonces, se apartó de allí durante la noche hacia un lugar abrupto, que él allanó con los remos y las albardas de las monturas; de él descendió a campo abierto, mientras ellos (los cristianos) no lo sabían. En ese punto lanzó una algara contra ellos y cayéndoles encima los hizo su presa. Y partió hacia Córdoba, después de que hubo quemado los barcos y dicho a sus compañeros: «Combatid o morid».
Luego [Tariq] se encontró con una vieja que le dijo: «Yo tenía un marido sabio en la adivinación, que sabía bien que pasaría un hombre de tus características, de cabeza prominente y un lunar en su hombro, y en él hay una marca de que será para él la gloria». Entonces [Tariq] les descubrió a ellos (a sus hombres) el lunar y la marca. La gente entonces se felicitó de aquello y se enardeció con ello.

[9 – Salida de Rodrigo con su ejército]
Cuando las nuevas de él llegaron a Rodrigo, [éste] salió a su encuentro con cien mil caballeros. Tenía consigo [además] carretas que llevaban riquezas y vestidos. Él [iba] en una litera, que llevaban tres mulas enganchadas, sobre la que había un abovedado dosel coronado con perlas y jacintos. Sobre su cuerpo [llevaba] una túnica [recamada] de perlas que habían sido enhiladas con hilos de seda, y con él [traía] cantidad de acémilas, que no cargaban sino las sogas para los cautivos, puesto que no dudaba de su captura.

[10 – Proceder de Musa en el momento de la invasión]

Musa ibn Nusayr, cuando hizo pasar a Tariq (a al-Andalus), se había puesto a invocar, a llorar y a rogar a Dios Altísimo, y a implorarle que socorriese al ejército de los musulmanes. Y no se ha sabido que su ejército tuviese jamás una derrota.

[11 – Espionaje cristiano y ardid musulmán]

[Entretanto] Rodrigo partió directamente a Córdoba deseando habérselas con Tariq. Cuando ambos estuvieron cerca, Rodrigo escogió a un hombre valiente, experto en los combates y en sus argucias, y le ordenó que se metiese en el ejército de Tariq y viese sus características y su aspecto. Entonces él avanzó hasta entrar en el campamento de los musulmanes, pero Tariq, reparando en él, ordenó que la carne de algunos muertos fuese troceada y cocida. La gente cogió los muertos, cortaron su carne y la cocieron, y el enviado de Rodrigo no dudó que ellos la comían.
Cuando cayó la noche, Tariq ordenó quitar aquella carne y enterrarla, y [ordenó] degollar vacas y ovejas y poner su carne en aquellas marmitas.
Por la mañana despertaron las gentes y se las convocó para compartir la comida. Entonces comieron de ella y el enviado de Rodrigo comió en su compañía. Cuando terminaron, el enviado marchó a [donde] Rodrigo y le dijo: «Ha llegado a ti una nación que come la carne de los muertos de los hijos de Adán, sus características son las características que encontramos en la Casa Sellada. Han pegado fuego a sus barcos y se han preparado para la muerte o la conquista».
Entonces Rodrigo y su ejército experimentaron dudas de inquietud que no habían sospechado.

[12 – Victoria musulmana]

Enseguida el encuentro fue para él inevitable; así, pues, ambos se acometieron el día del domingo. Los musulmanes combatieron con brío en la pelea y cargaron denonadamente como un solo hombre contra los politeístas, que Dios había abandonado y a los que hacía temblar sus piernas, mientras los musulmanes los perseguían matando y cautivando; sin embargo, no se supo de su rey Rodrigo noticia [alguna], ni aparecieron sus trazas. Se ha dicho que echando pie a tierra quiso esconderse en la orilla del río, pero cayó en una poza y ahogándose en ella murió. Por esta razón fue encontrado en ella [en la orilla] uno solo de sus botines, recamado de perlas y de jacintos aún con los cordones, que se había escurrido de su pie.
Fue evaluado el botín en más de cien mil dinares, pues su campamento fue saqueado. El ejército de los musulmanes, entonces, se expandió por la Península a derecha e izquierda.
De todo lo que se consiguió como botín, tomó Tariq un quinto para el tesoro público y distribuyó las cuatro quintas partes [restantes] a todo aquel que de los musulmanes asistió al combate, de lo que resultó una gran riqueza, pues las manos de los musulmanes se llenaron. Las gentes de cada sitio se hicieron lengua de ello y vinieron a él del Este y del Oeste.
La noticia llegole a Musa por un mensaje de Tariq, entonces Musa escribió acerca de ello a Al-Walid.


El hecho histórico acontecido hace justo 13 siglos, es decir, la Batalla de Guadalete, haciendo honor a la etimología del nombre del río, no ha tenido cumplida reseña en estas páginas cuando tocaba. Vamos, cosas del olvido.

Y no, no es para olvidarlo.

Nota:
Por los párrafos finales del artículo de la Wikipedia parece que hay quienes cuestionan lo hasta ahora conocido, “considerando mítica y poco verosímil la invasión militar árabe”, haciendo referencia a las disensiones en el reino visigodo así como a “un proceso de orientalizacion del sur y este peninsular a la par de degradación de la cultura latina, en retroceso”.
No soy experto en la materia, y por eso, precisamente, me viene muy bien disponer de una fuente árabe (que ha sido la que me ha espoleado la memoria).

Créditos:
Extractos de Historia de al-Andalus, de Ibn al-Kardabus, según la traducción de Felipe Maíllo Salgado (de 1986), tomados de la edición de Akal de 2011.

Y ahora, ¿dónde los pongo?: ¿Fábulas, cuentos? ¡Historia!

Dícese que las fábulas y los cuentos, más si son de hadas, ilustran e iluminan muchos de los aspectos de la vida humana,. ¿Qué decir entonces si, además, están ilustrados por Gustavo Doré?



Y entre los aspectos de la vida humana, naturalmente, está la Historia.



Nota:
Debe señalar que me sorprendí mucho cuando Ricardo de la Cierva fue invitado a comentar este último libro suyo en su programa por César Vidal (estoy convencido de ello, aunque yo no encuentro forma de localizar el audio del programa). Algo bueno tuvo, pues: me enteré de la publicación, y aquí está.

Créditos:
Portadas de los libros en cuestión.

Publicidad, ¿pero de quién?

En el grupo Libertad Digital (sector liberal oficial) llevan un tiempo empeñados no en ganarle la guerra a Franco (eso es cosa de los rojos), pero sí la economía. Quiero con esto decir en que han sido numerosas ocasiones en que se ha incidido en la nefasta gestión económica del régimen de Franco tras la Guerra Civil, deficiencia que sólo se superó con la entrada en el Gobierno de ministros cuasi-liberales que consiguieron poner en funcionamiento el famoso Plan de Estabilización de 1959.

Un breve resumen lo tenemos en el programa de historia que ofrecen las mañanas de los lunes, en concreto, el del día 4 de abril, aunque ya venía de antiguo (por ejemplo, en este artículo en el que no consta fecha).

Los efectos del plan no se hicieron esperar. "Fueron espectaculares"”, se dice en la reseña de la sección. Y bien que debieron serlo, aunque sólo sea por varios de los anuncios que publicaba ABC en su número del 23 de diciembre de 1959: coches (y encima extranjeros), cocinas (y qué callado se lo tenía el tal Orbegozo), ‘frigidaires’, electrónica y alta fidelidad,…





Bueno, y lo propio de las fechas, regalos de Pascuas (no se decía Navidad), juguetes (para Reyes, claro)... ¡y libros!



No podía faltar el ladrillo, y a base de bien (por cierto, ya existían apartamentos en Benidorm, en diciembre, es decir, que la economía apuntaba maneras).





Por haber, había incluso gente que aprendía inglés con cursos ¡de la BBC!

Si tenemos en cuenta que el Plan de Estabilización se aprobó por las Cortes a finales de julio, el milagro no fue sólo que, como don César apostilla, “entonces los diputados trabajaban en verano no como ahora”, sino que en cinco meses, al menos por los anuncios, “los efectos del plan no se hicieron esperar”.

Vamos, que con lo mal que se empezó el año 1959 (no lo digo porque don César naciera el año anterior), se pasó de casi quebrar, a organizar viajes a las fiestas de Nochevieja de… París.

Lo que dieron de sí cinco meses, incluyendo agosto.

Y encima, el gordo de la lotería de Navidad cayó en Valencia.

¿Era o no era para celebrar una fiesta? Pues como se decía, ¡qué fiesta con Delapierre!

Créditos:
Imágenes de diversos anuncios publicados en ABC el día 23 de diciembre de 1959.

martes, 2 de agosto de 2011

Con pedmizo


Es conocida esta tira de Quino en la que Guille, el hermano pequeño de Mafalda, se queja de que unas nubes le hayan dejado sin sol… y consigue que las nubes pasen, permitiéndole seguir soleándose.

Claro, que eso pasaba porque era Guille, y una tira de dibujos. En la vida real, ya se puede quejar uno de que le dejan sin Sol, que encima vienen otros y te dejan sin lo poco que tenías.

Y lo que se acaba consiguiendo es que, aun sin Sol, muchos ya estén quemados.

Créditos:
Tira de Mafalda, tomada de Todo Mafalda, recopilatorio editado por Lumen en 1992.

lunes, 1 de agosto de 2011

¿De un pez?

La gran noticia del día: Mariano Rajoy no sólo recuerda cosas, sino que lo publica.

Aunque en la noticia de COPE, haciéndose eco de un comunicado de Planeta (claro), no se menciona el número de páginas que tendrá el volumen.

¿Y si resulta que este mozo tiene memoria de pez? ¿O de calamar, soltando la tinta no sólo entre las páginas, que también pensará en pasar?

¿O no?

Humor general

En su libro de memorias, Vernon Walters no sólo hace una breve referencia a España, en la ‘persona’ del equipo militar médico destacado en el delta del Mekong, durante la guerra del Vietnam; sino que dedica un capítulo específico a nuestro país.

En dicho capítulo, narra una graciosa anécdota:

En la mañana del día siguiente, 22 de diciembre, fui en automóvil con el presidente a El Pardo, para celebrar conversaciones con Franco. Esta visita comenzó con un desayuno en el que imperó un ambiente tan amistoso y de tan buen humor que Eisenhower me pidió que contara a Franco una historieta que yo había contado a Ike, y que le había divertido mucho. Es la siguiente:

En los ejércitos de Napoleón había un coronel llamado Dupont. Era extraordinariamente valeroso, lo cual es frecuente en los coroneles, y era extraordinariamente estúpido, lo cual es muy infrecuente en los coroneles. Pero ansiaba rabiosamente llegar a general, que es lo que les pasa a todos los coroneles. Napoleón decía que le constaba que Dupont era valeroso, pero que no podía tener a un general tan estúpido en el ejército francés. Sin embargo, en la batalla de Austerlitz, Napoleón vio cómo Dupont daba una carga, al frente de la caballería de la Guardia, rompiendo las líneas rusas y austríacas, y ganando prácticamente la batalla. Y mientras esto ocurría, Napoleón vio que Dupont se tambaleaba en la silla y que caía del caballo. Le habían herido. Muy impresionado, Napoleón mandó inmediatamente a su ayudante y a su médico, Larrey, para que éste hiciera cuanto pudiera por salvar a Dupont. Poco después, el joven ayudante, regresaba al galope al lado de Napoleón, y le decía: «Sire, una bala ha atravesado la cabeza del coronel Dupont. La bala le entró por una oreja y le salió por la otra. Larrey dice que el coronel Dupont ahora está todavía consciente, pero que morirá antes de que anochezca.» Napoleón pensó durante unos instantes y dijo: «Muerto antes de que anochezca… Bueno, pues vaya allá y dígale al coronel que le he ascendido a general.» El joven ayudante salió disparado, al galope, y llegó a la tienda de campaña de asistencia médica, en donde Larrey estaba tratando al nuevo general, le había dado a Dupont unos buenos tragos de coñac, le había aserrado la tapa de los sesos, y había puesto el seso sobre una mesa. El seso estaba muy dañado, y Larrey intentaba recomponerlo, en el momento en que el ayudante entró en tromba en la tienda de campaña y anunció: «El emperador acaba de ascender al coronel Dupont a general.» Dupont había quedado notablemente afectado por el coñac Napoleón, y tenía el seso sobre una mesa, pero, a través de los vapores del coñac oyó la mágica palabra «general», y, tambaleándose se puso en pie, se colocó la tapa de los sesos, y se dirigió vacilante hacia la puerta. Larrrey fue tras él, diciéndole: «Mon général, no puede irse tal como está… ¡Que se deja el seso en la mesa!» A lo que Dupont, tartajeando, repuso: «¡Que se vaya al cuerno el seso! ¡Ahora soy general y para nada lo necesito!»

Buscando otras cosas, me he enterado hoy de que en la sección de historia que tiene César Vidal Manzanares en el programa Es la mañana de Federico, el pasado 11 de abril, se dijo que el chiste lo había contado Franco, y que la foto en la que “se les ve a los dos riéndose con la boca abierta” (entiendo que es ésta que acompaña estas líneas), es consecuencia del chiste: “Franco le había contado un chiste de militares de la época de la independencia.

Se ve que ese día el señor Vidal Manzanares (don César) no había consultado las fuentes, o decidió que no eran de su confianza, contando, pues, lo que contó.

"Son chistes de militares que no entendemos pero que a ellos les parecen divertidísimos", ha apuntado César Vidal.

Ni lamento ni dejo de lamentar discrepar de su opinión, pero yo sí entiendo el chiste. Tal vez fuera porque sí hice el Servicio Militar, mientras que él fue Objetor, como nos ha recordado en numerosas ocasiones. Vernon Walters, que también tenía sus relaciones con la milicia, aparte de contar el chiste, también lo entendió, y no fue el único:

Todos los presentes, algunos de los cuales eran generales, se rieron mucho. Franco también rió, y luego, astutamente, dijo a Eisenhower: «¿Se ha fijado en que quienes no son generales se han reído mucho más que los generales?» No había sospechado yo que Franco tuviera esa clase de sentido del humor.

Pues se ve que el famoso “fresco general procedente de Galicia” sí tenía algo de humor, a pesar de don César.

Créditos:
Extracto del capítulo España, de la segunda parte de Misiones discretas, libro de memorias del General Vernon A. Walters, según la traducción de Andrés Bosch, en edición de Planeta de septiembre de 1981 (pág. 324)
Fotografía tomada del libro, de la reunión entre Franco y Eisenhower (Walters se encuentra a la derecha de Eisenhower)