El pasado lunes, 27 de abril, se publicaba la noticia de la toma de posesión de Ignasi Guardans como Director General del Instituto Nacional de Cinematografía.
A pesar de tratarse de quien se trata, no ha trascendido que se haya quejado de que el tal Instituto Nacional no sea de Cataluña, sino de España. Ya le cambiarán el nombre, supongo.
Según la noticia de EFE, que tomo de Libertad Digital, entre otras cosas, dijo el buen hombre:
“Tenemos mucho trabajo por delante y así conseguir entre todos que en internet no haya sólo anuncios de lavadoras.”
No es cuestión de llevarle la contraria, pero desde estas humildes líneas quiero romper una lanza por las lavadoras.
Esta es la foto de la mía. Tiene cerca de nueve años, y sigue funcionando bien, aunque tiene algún achaque de vez en cuando. Hubo un tiempo, a principios de año que debía de estar anémica o algo parecido, y durante el programa de lavado, decidía descansar y se paraba. Había que estar al tanto, y decirle que siguiera, y aunque se mostraba renuente, al final, sacaba su orgullo de lavadora, y proseguía con su trabajo. Veces había que esto le sucedía en numerosas ocasiones durante el mismo programa, lo que suponía que éste se acababa prolongando bastante en el tiempo, pero la ropa acababa bien, entera y lavada.
Hace tiempo que se le pasó esta anemia o cansancio, y sigue cumpliendo su trabajo con dedicación y abnegación.
Gracias, lavadora.
A pesar de tratarse de quien se trata, no ha trascendido que se haya quejado de que el tal Instituto Nacional no sea de Cataluña, sino de España. Ya le cambiarán el nombre, supongo.
Según la noticia de EFE, que tomo de Libertad Digital, entre otras cosas, dijo el buen hombre:
“Tenemos mucho trabajo por delante y así conseguir entre todos que en internet no haya sólo anuncios de lavadoras.”
No es cuestión de llevarle la contraria, pero desde estas humildes líneas quiero romper una lanza por las lavadoras.
Esta es la foto de la mía. Tiene cerca de nueve años, y sigue funcionando bien, aunque tiene algún achaque de vez en cuando. Hubo un tiempo, a principios de año que debía de estar anémica o algo parecido, y durante el programa de lavado, decidía descansar y se paraba. Había que estar al tanto, y decirle que siguiera, y aunque se mostraba renuente, al final, sacaba su orgullo de lavadora, y proseguía con su trabajo. Veces había que esto le sucedía en numerosas ocasiones durante el mismo programa, lo que suponía que éste se acababa prolongando bastante en el tiempo, pero la ropa acababa bien, entera y lavada.
Hace tiempo que se le pasó esta anemia o cansancio, y sigue cumpliendo su trabajo con dedicación y abnegación.
Gracias, lavadora.