Estos días de enero con una meteorología tan poco propia del enero boreal, con tanto cambio y contraste
de temperaturas, están favoreciendo los resfriados, y, también, los casos de gripe.
Sobre esta enfermedad (tan ‘española’ hace un siglo en la Europa de la post-gran-guerra), ya se han publicado la noticia sobre cómo funciona y lo de las cepas y la vacuna correspondiente, y la noticia sobre por qué se teme que la vacuna no funcione como debiera.
En cualquier caso, son tiempos de frecuentar las farmacias para prevenir, paliar y/o curar. Ya se sabe: con cuidados, una semana; sin ellos, siete días.
Por eso, viene muy a propósito la exposición que se nos presenta en el Colegio de Farmacéuticos de Valencia (bueno, Muy Ilustre Colegio Oficial de Farmacéuticos), “Recreando una botica de Medeçinas de Requena en 1545”.
La exposición recoge muestras de “casi todos los elementos simples de las boticas de Requena del siglo XVI: 18 minerales, 9 de procedencia animal, 12 gomas y resinas y 67 plantas”. Por la reciente incorporación en la farmacopea española, “todavía no aparecen materias vegetales provenientes del Nuevo Mundo”.
Dadas las fechas, también es muy oportuna la exposición para ver que la ‘mirra’ no es sólo un presente de los Magos de Oriente al Rey de los Judíos.
El origen de la exposición es algo tan curioso como que en 1545 el Ayuntamiento de Requena encargó a un médico la inspección de las tres boticas existentes en la ciudad. El informe del médico no sólo relacionaba los productos de que se disponía en cada botica, sino también aquellos de que se carecía o eran escasos; también había observaciones acerca de las fórmulas magistrales que presentaban algún defecto. Sobre este particular, uno de los acuerdos municipales establecía que “ningún boticario haga un compuesto magistral sin la presencia de un médico aprobado por la villa para que se examinen los simples que son utilizados y que en el bote de la medicina se ponga el día, mes y año y la rúbrica del médico”.
Otra documentación es una Provisión Real de Felipe II firmada el 8 de mayo de 1586 para que Requena sufragara a un boticario durante cuatro años, que resida en Requena “y tenga las medeçinas necesarias para los vecinos della”.
Naturalmente, en toda esta actividad, también entonces estaba Hacienda, en concreto, la Aduana de Requena, por donde pasaban, se declaraban y tributaban los productos medicinales comerciados.
Datos para la visita:
En el MICOF, en la c/ Conde de Montornés, 7 (junto a la Plaza de San Vicente Ferrer, o de los Patos -por la fuente-, donde la Iglesia de Santo Tomás y San Felipe Neri).
De lunes a viernes, de 10:00 a 13:00 horas.
Hasta final de mes, es decir, hasta el 31 de enero.
Créditos:
Imagen del cartel y datos y textos tomados del folleto de la exposición.
Fotografías, del autor.
Sobre esta enfermedad (tan ‘española’ hace un siglo en la Europa de la post-gran-guerra), ya se han publicado la noticia sobre cómo funciona y lo de las cepas y la vacuna correspondiente, y la noticia sobre por qué se teme que la vacuna no funcione como debiera.
En cualquier caso, son tiempos de frecuentar las farmacias para prevenir, paliar y/o curar. Ya se sabe: con cuidados, una semana; sin ellos, siete días.
Por eso, viene muy a propósito la exposición que se nos presenta en el Colegio de Farmacéuticos de Valencia (bueno, Muy Ilustre Colegio Oficial de Farmacéuticos), “Recreando una botica de Medeçinas de Requena en 1545”.
La exposición recoge muestras de “casi todos los elementos simples de las boticas de Requena del siglo XVI: 18 minerales, 9 de procedencia animal, 12 gomas y resinas y 67 plantas”. Por la reciente incorporación en la farmacopea española, “todavía no aparecen materias vegetales provenientes del Nuevo Mundo”.
Dadas las fechas, también es muy oportuna la exposición para ver que la ‘mirra’ no es sólo un presente de los Magos de Oriente al Rey de los Judíos.
El origen de la exposición es algo tan curioso como que en 1545 el Ayuntamiento de Requena encargó a un médico la inspección de las tres boticas existentes en la ciudad. El informe del médico no sólo relacionaba los productos de que se disponía en cada botica, sino también aquellos de que se carecía o eran escasos; también había observaciones acerca de las fórmulas magistrales que presentaban algún defecto. Sobre este particular, uno de los acuerdos municipales establecía que “ningún boticario haga un compuesto magistral sin la presencia de un médico aprobado por la villa para que se examinen los simples que son utilizados y que en el bote de la medicina se ponga el día, mes y año y la rúbrica del médico”.
Otra documentación es una Provisión Real de Felipe II firmada el 8 de mayo de 1586 para que Requena sufragara a un boticario durante cuatro años, que resida en Requena “y tenga las medeçinas necesarias para los vecinos della”.
Naturalmente, en toda esta actividad, también entonces estaba Hacienda, en concreto, la Aduana de Requena, por donde pasaban, se declaraban y tributaban los productos medicinales comerciados.
Datos para la visita:
En el MICOF, en la c/ Conde de Montornés, 7 (junto a la Plaza de San Vicente Ferrer, o de los Patos -por la fuente-, donde la Iglesia de Santo Tomás y San Felipe Neri).
De lunes a viernes, de 10:00 a 13:00 horas.
Hasta final de mes, es decir, hasta el 31 de enero.
Créditos:
Imagen del cartel y datos y textos tomados del folleto de la exposición.
Fotografías, del autor.
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