Cuando en la frecuencia
de un canal de televisión no emite ninguna estación, el receptor lo que muestra
es una pantalla llena de puntos blancos fluctuantes, que es como interpreta o
descodifica lo que la antena consigue captar. Debido al color blanco (sobre
todo cuando los televisores eran en blanco y negro), lo que se veía pasó a ser
conocido como ‘nieve’.
De este modo, la nieve
nos informa de que no hay nada de qué informar, sino sólo ruido.
Esta mañana, al cabo de un tiempo de que ya hubiera dejado de nevar
lo poco que ha nevado en Valencia,
ya me estaban enseñando (asombrada la gente con el resultado del fenómeno
meteorológico) fotos que a través de las redes sociales se estaban divulgado, y,
en concreto, la que sigue.
No negaré que resulta muy
curiosa la plaza de San Agustín (en Valencia) con su pequeña capita de nieve sobre la que el
paso de los vehículos va marcando unos efímeros raíles.
En esta ocasión viene muy
a propósito una frase que he conocido leyendo la
segunda parte del Quijote: «
dubitat Augustinus», es decir, «San Agustín lo pone en duda». Y es
que así era mi primera impresión al ver la foto.
Claro que la duda
agustiniana se refería a cuestiones de teología, mientras que mi duda versaba
sobre cuestiones de meteorología y fotografía. Aunque, siguiendo con San Agustín,
decidí aplicar aquello de «Roma locuta,
causa finita», y cada vez que alguien me comentaba la foto en cuestión, yo, en plan romano, sentenciaba su falsedad.
Debo reconocer que
tampoco tenía muchos argumentos para la sentencia, pero en opinión eran válidos; sólo dos, a saber:
- poco después del inicio
de la nevada (sobre las doce), yo estaba por la calle, y por tanto, capaz de
apreciar que no hacía nada de frío sino, en todo caso, algo de fresco,
incrementado por la molestia de alguna que otra racha de aire (de hecho, los relojes de la calle marcaban 7º), temperatura por la que los copos de nieve se
deshacían en cuanto tocaban cualquier superficie. Por tanto, difícilmente podía
haber cuajado tanta nieve en el breve plazo de una hora. Ítem más, la caída de
la nieve era suficiente como para poder apreciarla sólo en algunos momentos,
pues en otros, prácticamente paraba.
- el segundo argumento es
menos ‘científico’, y más personal: sobre las doce y media yo me encontraba,
precisamente, en la misma plaza de San Agustín… y no vi nada de nieve en el
suelo.
En definitiva, que esta
anotación me sirve para hablar de la cantidad de nieve que en la actualidad hay en esta sociedad que,
indolentemente, se ha dejado saturar con presunta información que sólo es
ruido, sin siquiera cuestionarlo, aceptándolo, y como resultado lógico,
contribuyendo a que vaya creciendo… la bola de nieve.
Pero eso sí, estamos en
la sociedad mejor informada de toda la historia.
Créditos:
Fotografía de la plaza de
San Agustín, en Valencia, supuestamente nevada esta mañana, divulgada hasta la extenuación
durante el día de hoy.
Imagen del gráfico de
temperaturas registradas hoy en Valencia capital, capturada de la
página de internet de la Agencia Estatal de Meteorología.