martes, 14 de diciembre de 2010

O tempora, o mores… en cuatro meses

El 14 de agosto último, hace cuatro meses exactos, se publicaba en Libertad Digital una importante noticia. En la entradilla, se leía:
Agentes de la Policía Nacional han detenido al terrorista de ETA Zugaitz Izaguirre Ameztoy, condenado a siete años y en busca y captura, en la localidad tarraconense de La Pineda-Vila Seca. Horas después, era arrestada Regina Maiztegui en Guipúzcoa. Según fuentes policiales, ambas capturas están relacionadas.

Tres días después, en El Mundo, podíamos leer:
El etarra Zugaitz Izaguirre Ameztoy, detenido el pasado sábado en La Pineda de Vila-seca (Tarragona), ha sido trasladado por un convoy de la Guardia Civil a la prisión de Navalcarnero (Madrid), según fuentes judiciales, para cumplir la condena que tiene pendiente.

La importancia de la noticia, en mi opinión, es que muestra cómo, tras el breve plazo de cuatro meses, tanto el Cuerpo Nacional de Policía como la Guardia Civil, resultan, ante los ojos del Gobierno y de innumerables medios de comunicación y comentaristas políticos, totalmente prescindibles, por no decir inútiles.

Los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, capaces este verano de detener a terroristas de la ETA y trasladarlos desde un punto a otro de España, según los datos que se han publicado estos días, ni siquiera han sido tenido en cuenta, como capaces, suficientes y adecuados, para detener y trasladar desde un lugar a otro de un aeropuerto a no sé cuántos controladores aéreos.

Lógicamente, ante esta evidencia, el Gobierno, pobre, se ha visto obligado a decretar el Estado de Alarma, e incluso, a solicitar la prórroga… por si acaso. ¡Cuánta prudencia!

Créditos:
Fotografía del terrorista Zugaitz Izaguirre Ameztoy, facilitada por el Cuerpo Nacional de Policía, y tomada de la noticia de Libertad Digital.

2 comentarios:

  1. Cada día que ZP siga en el poder, España estará bajo estado de alarma.

    Un saludo

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  2. Para algo se creó el ejercito Zapaterista de Intervención (UME), Posodo. Para tratar asuntos delicados como el de los controlatas. O para en un futuro, cada vez más deteriorado, defender el Palacio de Invierno de las multitudes hambrientas.

    La famélica "ciudadanía" acabará por poner en su sitio a este elemento; en el lugar que le corresponde por sus diabólicos actos.

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